El asesinato de dos magrebíes desata graves disturbios en Perpiñán

Una multitud quemó coches y tiendas en un barrio de mayoría gitana

Todas las autoridades de Perpiñán (sureste de Francia) hicieron ayer un llamamiento de calma a la población para evitar disturbios como los acontecidos en la noche del domingo al lunes al conocerse el asesinato a tiros de un hombre de origen magrebí, el segundo en una semana, en el barrio de Saint-Jacques, poblado mayoritariamente por franceses de etnia gitana. Con la policía todavía buscando al autor del crimen, una multitud enfurecida quemó una cincuentena de coches y destruyó decenas de comercios del barrio.

Un total de 34 personas permanecían detenidas en la tarde de ayer por su pre...

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Todas las autoridades de Perpiñán (sureste de Francia) hicieron ayer un llamamiento de calma a la población para evitar disturbios como los acontecidos en la noche del domingo al lunes al conocerse el asesinato a tiros de un hombre de origen magrebí, el segundo en una semana, en el barrio de Saint-Jacques, poblado mayoritariamente por franceses de etnia gitana. Con la policía todavía buscando al autor del crimen, una multitud enfurecida quemó una cincuentena de coches y destruyó decenas de comercios del barrio.

Un total de 34 personas permanecían detenidas en la tarde de ayer por su presunta participación en los disturbios en esta ciudad de 160.000 habitantes. Mientras tanto, el alcalde, Jean-Paul Alduy, de la gubernamental Unión por un Movimiento Popular, hacía un llamamiento a la conciliación en una ciudad con dos minorías -gitanos y magrebíes- divididas y enfrentadas desde el asesinato, el domingo de la semana pasada, de un joven magrebí de en el barrio de Saint-Jacques.

El franco-argelino Mohamed Bey-Bachir fue linchado por un grupo de jóvenes de etnia gitana. Su muerte provocó los primeros incidentes entre ambas comunidades. Pero lo que disparó las alarmas el pasado domingo fue el asesinato de un segundo miembro de la comunidad magrebí. La víctima, Driss Ghaib, de 48 años, murió tras recibir cuatro balazos cuando se encontraba paseando a plena luz del día por Saint-Jacques.

Tras el suceso, y en un intento de contener los ánimos de la comunidad magrebí, el alcalde de la ciudad aseguró ayer que todavía no se puede saber si el asesino era de etnia gitana. "Según el único testigo que ha hallado la policía, el agresor llevaba puesta una gorra que le tapaba el rostro: no sabemos si el asesino era gitano, magrebí o europeo", afirmó.

Minutos después de conocerse la noticia de este segundo asesinato, una multitud, en su mayoría jóvenes magrebíes, se concentraron en pleno centro de la ciudad y comenzaron a gritar consignas contra la policía, los gitanos y el alcalde, a quien acusan de estar entregado a los intereses de los gitanos. La concentración no tardó en convertirse en una masa tumultuosa de personas que arrasaron cuanto encontraron en su camino: tiendas, mobiliario urbano y fachadas de muchas casas fueron incendiadas sin que la policía lograra contener a los violentos.

"Nunca he visto nada igual, había fuego por todas partes, nadie podía parar a esta gente, siento vergüenza de que alguien pueda confundirme con alguna de las personas que ha hecho esto", explicaba ayer Jean-Paul Bakkoush, marroquí con 18 años de residencia en Francia. Ayer, casi ninguna tienda abrió las puertas.Unos 400 policías continuaban en la tarde de ayer custodiando un centro histórico que difícilmente volverá a la normalidad antes de una semana.

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Varios coches arden en el barrio de Saint-Jacques, de Perpiñán, durante la noche del domingo al lunes.AP

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