Crítica:CRÍTICAS

Swank, antes de Eastwood

Que Hilary Swank tenga dos oscars en su casa no significa que sean fruto de una trayectoria artística importante. Son el producto de dos actuaciones memorables. Y punto. De hecho, su filmografía está llena de títulos menores o directamente lamentables donde sobresalen los dos picos de Boys don't cry y Million dollar baby.

Provocada por este reciente galardón, se produce la llegada a España de 11:14, destino fatal, película coral de corte independiente, estrenada hace dos años, en la que hasta ahora nadie se había fijado y en la que Swank interpreta uno de lo...

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Que Hilary Swank tenga dos oscars en su casa no significa que sean fruto de una trayectoria artística importante. Son el producto de dos actuaciones memorables. Y punto. De hecho, su filmografía está llena de títulos menores o directamente lamentables donde sobresalen los dos picos de Boys don't cry y Million dollar baby.

Provocada por este reciente galardón, se produce la llegada a España de 11:14, destino fatal, película coral de corte independiente, estrenada hace dos años, en la que hasta ahora nadie se había fijado y en la que Swank interpreta uno de los papeles secundarios.

Puzle de historias cruzadas desde distintos puntos de vista que convergen en la hora del título y en torno a un par de accidentes automovilísticos, la película está contada a través de la estructura narrativa inventada por Akira Kurosawa para Rashomon (1950). Su director y guionista, el debutante Greg Marcks, rueda con brío y estilo, pero parece demasiado preocupado por el cómo y muy poco por el qué.

11:14, DESTINO FATAL

Dirección: Greg Marcks. Intérpretes: Henry Thomas, Hilary Swank, Shawn Hatosy, Rachael Leigh Cook. Género: comedia. EE UU, 2003. Duración: 90 minutos.

La excelente música de Clint Mansell (Pi, Réquiem por un sueño) y el ágil montaje otorgan brillantez a la forma de su filme.

En cambio, el fondo, todas y cada una de las historias cruzadas, son tan nimias, con tan poca enjundia, que por mucha atracción que se ejerza nunca terminan de enganchar.

Además, el tono de la cinta, que va dando saltos entre el thriller de acción, la comedia excéntrica, la gamberrada adolescente e incluso el dibujo animado a lo Tex Avery, desconcierta en lugar de sorprender.

Marcks, que tenía 25 años cuando rodó la película, logra unir las piezas de su mecano en todo lo relativo a la escritura, pero nunca acaba de enlazar los muy distintos tonos que posee 11:14, destino fatal. ¿Y Hilary Swank? Profesional, como siempre, aunque trabajando una vez más en una obra que se olvida nada más abandonar el cine.

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