OPINIÓN DEL LECTOR

Empecinamiento con la M-30

El alcalde Ruiz-Gallardón se ha empeñado en una obra faraónica -soterrar la M-30- contra viento y marea y contra las protestas de algunos afectados, lo que parece demostrar su indiferencia a cuanto pueda interferir sus deseos, tengan o no razones fundadas para quejarse.

Según sus palabras, todos los madrileños debemos estar contentos por endeudarnos durante treinta y cinco años -"deuda razonable", según el concejal de Hacienda-.

Pues, como todos sabemos, los dos principales problemas de la ciudad son: la Olimpiada del 2012 -¿por qué tiene tanto interés en conseguirlas el alcalde,...

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El alcalde Ruiz-Gallardón se ha empeñado en una obra faraónica -soterrar la M-30- contra viento y marea y contra las protestas de algunos afectados, lo que parece demostrar su indiferencia a cuanto pueda interferir sus deseos, tengan o no razones fundadas para quejarse.

Según sus palabras, todos los madrileños debemos estar contentos por endeudarnos durante treinta y cinco años -"deuda razonable", según el concejal de Hacienda-.

Pues, como todos sabemos, los dos principales problemas de la ciudad son: la Olimpiada del 2012 -¿por qué tiene tanto interés en conseguirlas el alcalde, cuando ignora si ostentará ese cargo cuando se celebren, si se celebran?- y la ya citada transformación de la M-30... por decreto municipal.

¿Caben las imposiciones en una democracia?, o, dicho de otro modo, ¿es lícito imponer objetivos por el mero hecho de haber sido elegido en unas elecciones y desatender otras situaciones que parecen más urgentes y necesarias a ojos de los madrileños, pueblo soberano en este caso?

En caso de respuesta afirmativa, ¿no deberíamos cambiar un sistema representativo que no nos representa y que, en muchos casos, parece reducirse a una mera dictadura de los representantes.

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