Apuntes

"Evitar los besos y las palmaditas"

A la directora del Centro de Estudios Orientales de la Universidad de Alicante, Ana Martínez, le faltó decir que los chinos y las chinas son los habitantes más guapos del planeta. Por todo lo demás, Martínez demostró ser una gran apasionada y una buena conocedora de la cultura y las costumbres del país asiático en la charla sobre el protocolo en la negociación que pronunció la semana pasada en Valencia.

Martínez comenzó por advertir de que los chinos son muy inteligentes, muy pacientes, muy educados y "los mejores negociadores". Y que son expertos en agotar plazos. "Cuando dicen ...

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A la directora del Centro de Estudios Orientales de la Universidad de Alicante, Ana Martínez, le faltó decir que los chinos y las chinas son los habitantes más guapos del planeta. Por todo lo demás, Martínez demostró ser una gran apasionada y una buena conocedora de la cultura y las costumbres del país asiático en la charla sobre el protocolo en la negociación que pronunció la semana pasada en Valencia.

Martínez comenzó por advertir de que los chinos son muy inteligentes, muy pacientes, muy educados y "los mejores negociadores". Y que son expertos en agotar plazos. "Cuando dicen sí", comentó, muchos extranjeros se ufanan creyendo que han aceptado sus propuestas, cuando lo que buscan dar a entender "es que que quieren negociar". Cuando todo parece resuelto, añadió la directora, los chinos "solicitan un extra".

El pueblo chino es hospitalario, detallista, y suele recibir a sus huéspedes con regalos, dijo Martínez, por lo que resulta conveniente llegar preparado. Pero no debe sorprender que no abran los obsequios en el momento de recibirlos; hacerlo se considera de mala educación.

Hay otros gestos que desentonan en China. Según Martínez, se considera poco menos que intolerable mostrar las suelas de los zapatos, en cualquier postura, o señalar con el dedo. Y no está en cambio mal visto escupir, sorber la comida ni hablar con la boca llena.

Los chinos son cercanos, aseguró Martínez, y dan una enorme importancia a la conexión personal a la hora de hacer cualquier trato. Son cercanos pero no tanto como los mediterráneos: les azora el contacto físico. Martínez puso como ejemplo a un grupo de empresarios alicantinos que aterrizó en Shangai y se puso a dar besos "a diestro y siniestro". "Deberíamos ser más flemáticos", concluyó, "y evitar los besos y las palmaditas".

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