El 'hip-hop', una cantera de integración social para menores

Jóvenes de 14 nacionalidades aprenden a resolver sus problemas

Edwin Manuel Aracena, de 17 años, es de origen dominicano y lleva ocho residiendo en España, pero tiene claro que se siente un "ciudadano del mundo", sin perder sus orígenes. A través del hip-hop ha encontrado la vía para integrarse en la sociedad española y expresar su identidad e inquietudes: "Por qué será que hablamos un mismo idioma / y no logramos entendernos. / Llora ahora, / ríe luego. / Cada etnia es diferente, / pero nos une la música / en un mismo ambiente...", se cuestiona en Ciudadano del mundo, uno de los 12 temas de la producción del CD de rap ...

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Edwin Manuel Aracena, de 17 años, es de origen dominicano y lleva ocho residiendo en España, pero tiene claro que se siente un "ciudadano del mundo", sin perder sus orígenes. A través del hip-hop ha encontrado la vía para integrarse en la sociedad española y expresar su identidad e inquietudes: "Por qué será que hablamos un mismo idioma / y no logramos entendernos. / Llora ahora, / ríe luego. / Cada etnia es diferente, / pero nos une la música / en un mismo ambiente...", se cuestiona en Ciudadano del mundo, uno de los 12 temas de la producción del CD de rap Tiempo de Kambio, que sale al mercado el próximo mes.

"Las letras tratan de lo que soy, de mis raíces", explica con movimientos gestuales pausados y ataviado con ropa holgada. Manuel asiste al Taller de Creación de Música Hip-hop, un programa que organiza el Centro de Atención Integral a la Infancia, Adolescencia y Juventud de Torrejón de Ardoz, junto con las asociaciones Iduna y Magni y en colaboración con el Consejo Municipal de Bienestar Social del Ayuntamiento de esta ciudad. Este fin de semana el joven dominicano actúa en los conciertos que organiza el centro por su décimo aniversario.

"El 'rap' puede ser educativo porque ayuda a comunicar", dicen los responsables

Alrededor de cincuenta adolescentes, de entre 14 y 19 años, participan en el taller de música, uno de los diversos programas del centro que también ofrece atención y orientación personalizada, un taller de peluquería, otro de danza moderna, orientación para la inserción laboral y deporte. En la actualidad trabajan con unos 600 jóvenes de 14 nacionalidades diferentes. "Lo que más tenemos son marroquíes, latinoamericanos y gitanos. También hay españoles", señala el coordinador, Javier Taboada.

Al contrario de algunos prejuicios sobre que el hip-hop es una música de barrios marginales e incita a la violencia, para Taboada el rap también puede ser un elemento educativo, "porque ayuda a comunicar". Es precisamente lo que intentan hacer a través del Taller de Creación de Música Hip-hop: "La idea es reivindicar un rap positivo que comprometa a los chavales. Y alejar de las calles y la delincuencia a muchos menores en situación de exclusión social".

Aracena oyó hablar por primera vez del taller de rap mientras le ayudaban con sus estudios en unos cursos municipales, pero le hubiera gustado conocerlo hace ocho años, cuando llegó a España desde República Dominicana, donde dejó a su abuela y a su padre para venir a vivir con su hermana y su madre.

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Entonces se sentía solo, en un país desconocido. En el Centro de Atención Integral ha encontrado a sus amigos más cercanos y "un lugar en el barrio". Desde que abandonó el instituto porque era "muy vago", según dice, asiste al módulo de carpintería del Instituto León Felipe, motivado por el educador social de su grupo, Samuel González.

El 68% de los jóvenes atendidos por el centro ha encontrado trabajo en el área de la construcción gracias al programa de inserción laboral: "A través de un convenio con la Fiscalía de Menores acogemos también a jóvenes que han cometido una falta para que cumplan parte del periodo de su reeducación participando en nuestras actividades", señala Taboada.

Aprender el oficio de carpintero es mejor que "no hacer nada" para el joven dominicano, que confiesa que no quiere estudiar. Tampoco tiene claro a qué se quiere dedicar. Le gusta el hip-hop como a muchos jóvenes de Torrejón de Ardoz, ciudad cuna del movimiento en España, gracias a la influencia de la base militar estadounidense.

Aunque Edwin Manuel Aracena ha formado su propio grupo, no sueña con convertirse en un MC (Maestro de Ceremonia, nombre con que se conoce a los cantantes de hip-hop) como Frank- T, que ha puesto de moda un rap positivo. El hip-hop, por ahora, es un lugar donde encontrarse: "Lo que quiero ahora es pasarlo bien". No se deja convercer todavía por el auge del movimiento en España, con una artista como Mala Rodríguez, que vendió más de 40.000 ejemplares en 1999 con Lujo ibérico, sin ninguna promoción y en un mercado entonces muy tímido.

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