EL ECUADOR DE LA LEGISLATURA

Nuevas fórmulas y viejos trucos

El responsable económico de cualquier gobierno está condenado a transmitir confianza. Gerardo Camps excede esa receta y adoba sus discursos con notable optimismo.

Las obligaciones contraídas con el Gobierno central para enjugar el déficit de 2003 no impiden que el Consell insista en su vocación inversora para dotar a la Comunidad Valenciana de las mejores infraestructuras.

Las opciones, dadas las circunstancias de las arcas de las Generalitat, pasan por recurrir a nuevas fórmulas de financiación, por un lado, o a viejos trucos publicitarios.

La adjudicación, en trámite, de...

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El responsable económico de cualquier gobierno está condenado a transmitir confianza. Gerardo Camps excede esa receta y adoba sus discursos con notable optimismo.

Las obligaciones contraídas con el Gobierno central para enjugar el déficit de 2003 no impiden que el Consell insista en su vocación inversora para dotar a la Comunidad Valenciana de las mejores infraestructuras.

Las opciones, dadas las circunstancias de las arcas de las Generalitat, pasan por recurrir a nuevas fórmulas de financiación, por un lado, o a viejos trucos publicitarios.

La adjudicación, en trámite, de la primera carretera que la Generalitat financiará a través del denominado peaje en la sombra, responde al primer caso. Las obras de prolongación de la CV-35, la carretera de Ademuz, se pagarán a lo largo de las próximas décadas a través de un canon vinculado al tráfico que soporte la vía.

Muchos de los sucesivos planes de inversión que ha anunciado el Consell, sin embargo, ilustran el segundo caso. Obras previstas en otros planes, comprometidas por otras administraciones o apenas pergeñadas se anuncian como proyectos vivos y propios. La presencia del delegado del Gobierno socialista en las inauguraciones de varias obras a lo largo de los dos años de legislatura constituye la otra cara de la misma moneda.

La posibilidad de esquivar las carencias presupuestarias a través de la constitución de empresas públicas que asuman los costes de los proyectos emblemáticos, la construcción de colegios públicos o la atención de discapacitados, por ejemplo, tropieza con las limitaciones impuestas por el Gobierno central al crecimiento de la deuda pública de la Generalitat Valenciana.

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A pesar de todo, hay que reconocerle a Gerardo Camps una notable capacidad para mantener el buen humor.

También hay que apuntar en su favor, en sintonía con su predecesor y actual responsable de Sanidad, Vicente Rambla, la capacidad para limitar el crecimiento desbocado del gasto farmacéutico en la Comunidad Valenciana muy por debajo del resto de gobierno autonómicos a lo largo del primer trimestre de este año.

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