Crítica:LIBROS

Construirse un padre

En 1984 Miguel Sánchez-Ostiz publicó la novela El pasaje de la luna. Creo que esta nueva entrega, que ha titulado El piloto de la muerte es deudora del proyecto narrativo inscrito en esa primitiva narración. El mundo mágico y a la vez poco lustroso de las barracas de feria sirve de marco para una indagación sobre el padre del narrador, un embustero y un funambulista de la vida, un soñador y un engatusador a la vez.

En este mundo de engaño y sueño, Sánchez-Ostiz ha enhebrado una historia personal. El narrador trata de recrear la historia de su padre, a la vez incierta y ver...

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En 1984 Miguel Sánchez-Ostiz publicó la novela El pasaje de la luna. Creo que esta nueva entrega, que ha titulado El piloto de la muerte es deudora del proyecto narrativo inscrito en esa primitiva narración. El mundo mágico y a la vez poco lustroso de las barracas de feria sirve de marco para una indagación sobre el padre del narrador, un embustero y un funambulista de la vida, un soñador y un engatusador a la vez.

En este mundo de engaño y sueño, Sánchez-Ostiz ha enhebrado una historia personal. El narrador trata de recrear la historia de su padre, a la vez incierta y verdadera, inventada y recreada. Pero, en su búsqueda, el autor (no el narrador) recrea también la imagen de la ficción, de la maravilla de mentir para decir la verdad. El autor ha dicho que abandona de momento su proyecto ciclópeo, Las armas del tiempo, porque esta historia de ilusión y ficción le arrastraba. Y creo que parte de esta atracción debe buscarse en la importancia concedida en esta creación narrativa a la conciencia de la escritura.

La baza fundamental de la novela reside en la potencia del estilo de Sánchez-Ostiz, creador de un lenguaje personal. La estructura de la obra descansa en un retablo de las maravillas que de temporada en temporada se renueva hacia el delirio de una fantasía: hacer lo más difícil todavía.

No es desdeñable la doble metáfora que se oculta en el título. El padre es ese piloto de la muerte (el nombre de una de las atracciones más exitosas que protagonizó a ojos de su hijo), pero es también aquel que guía el tiempo y posee la capacidad de derrotar a la muerte; es decir, que tiene la capacidad de fabular.

Miguel Sánchez-Ostiz: El piloto de la muerte. Espasa Narrativa. Madrid. 2005. 232 páginas.

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