El túnel del Carmel se hizo sin proyecto y con una premaqueta nunca aprobada

Los obreros que construían la línea 5 no sabían ni castellano ni catalán

El proyecto de ampliación de la línea 5 era una variante de un proyecto y tenía que ser redactado de nuevo. No se hizo nunca. En junio de 2003 se aprobó un incremento de presupuesto para ello. Los resultados no existen. En febrero de 2004, ya con el Gobierno tripartito, se encargó un proyecto que recogiera las modificaciones. En mayo se entregó una premaqueta que nunca ha sido aprobada, según Marc García, ex subdirector de Proyectos.

Los diputados que forman parte de la comisión que investiga el hundimiento del túnel del Carmel se sorprenden cada día. Ayer, también. Comparecieron el que...

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El proyecto de ampliación de la línea 5 era una variante de un proyecto y tenía que ser redactado de nuevo. No se hizo nunca. En junio de 2003 se aprobó un incremento de presupuesto para ello. Los resultados no existen. En febrero de 2004, ya con el Gobierno tripartito, se encargó un proyecto que recogiera las modificaciones. En mayo se entregó una premaqueta que nunca ha sido aprobada, según Marc García, ex subdirector de Proyectos.

Los diputados que forman parte de la comisión que investiga el hundimiento del túnel del Carmel se sorprenden cada día. Ayer, también. Comparecieron el que fuera subdirector de Proyectos, Marc García, de quien dependía la supervisión técnica de los mismos, y el que era secretario de Movilidad y hoy es responsable del control de calidad de GISA, Antoni Lluch. El primero dejó claras varias cosas: el proyecto inicial era una variante que tenía que ser reelaborada. A tal fin se destinaron más de 300.000 euros en junio de 2003. Pese a ello nadie ha visto el proyecto definitivo. Y García, que estuvo en el cargo hasta el pasado diciembre, tampoco ha visto el modificado hecho entre febrero y mayo de 2004 hasta ahora que ha tenido que acudir al Parlament. Pero esa redacción, que nunca ha sido aprobada, no es un proyecto propiamente dicho; es, en sus propias palabras, una "premaqueta". El proyecto de verdad fue adjudicado por 30.050 euros: 61 céntimos más y hubiera habido que convocar un concurso. Los diputados no se explicaban ayer por qué un borrador cuesta 300.000 euros y la versión definitiva, aunque no exista, sólo una décima parte.

García dejó claro también que el proceso de información pública de las obras fue "desgraciado". Se hizo en la segunda quincena de agosto. Sólo hubo tres alegaciones y ninguna de los vecinos. El ex subdirector cree que esto hay que cambiarlo. Lo que ya ha cambiado es el proceso de selección de personal de los puntos de atención a los vecinos. En la época de CiU eran propuestos por el director de Transportes y algunos eran militantes de Convergència. Ahora se hace por concurso y algunos de aquellos, "cuyos nombres no daré para preservar su honor", dijo García, han sido reemplazados por gente más eficaz.

García nunca supo de la evolución de las obras, no era su trabajo. Por lo mismo, no hizo caso de un informe de Comisiones Obreras y UGT en el que los sindicatos alertaban del peligro que suponía que los obreros que construían el túnel no supieran ni catalán ni castellano. Tampoco supo de problemas entre la dirección de obras y la constructora, cuyos representantes declararán mañana y han pedido hacerlo a puerta cerrada.

La comparecencia de Lluch fue menos jugosa. Aseguró que nunca ha tenido relación con el Carmel, que no sabía nada de nada y que su misión actual, como responsable de Calidad de GISA, consiste en promover una visión de futuro y no ocuparse del presente. Se ocupa también de la seguridad, pero ignoraba que no hubo plan de evacuación por incendio hasta un año y medio después de iniciadas las obras y que ni se dispuso de los controles encargados a la empresa Payma hasta cuatro meses después de empezados los trabajos.

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