Más de 70 diplomáticos se rebelan contra Joschka Fischer

La decisión del ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, de dejar de honrar a los trabajadores fallecidos del ministerio que hayan pertenecido al partido nazi ha desatado las protestas entre el personal de Exteriores. Más de 70 diplomáticos y trabajadores en activo del ministerio se han quejado en una carta de la disposición de Fischer que limitará en el futuro las notas necrológicas para ensalzar la memoria de los antiguos colaboradores para convertirlas en asépticas esquelas con algunos datos sobre la carrera del fallecido e informaciones sobre el entierro.

Fischer declaró ayer...

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La decisión del ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, de dejar de honrar a los trabajadores fallecidos del ministerio que hayan pertenecido al partido nazi ha desatado las protestas entre el personal de Exteriores. Más de 70 diplomáticos y trabajadores en activo del ministerio se han quejado en una carta de la disposición de Fischer que limitará en el futuro las notas necrológicas para ensalzar la memoria de los antiguos colaboradores para convertirlas en asépticas esquelas con algunos datos sobre la carrera del fallecido e informaciones sobre el entierro.

Fischer declaró ayer al diario Bild que no piensa dar marcha atrás. El ministro había dispuesto en septiembre de 2003 que a los empleados que hayan sido miembros del Partido Nacionalsocialista ya no se les iba a honrar en la revista interna del ministerio. Hasta entonces se publicaba un obituario en el que se resaltaban los méritos y virtudes del difunto.

Ante la oleada de protestas en el seno de Exteriores, Fischer comunicó el pasado 17 de marzo que el obituario quedaba eliminado y ya sólo se publicaría una breve nota, independientemente del pasado del difunto. Fue entonces cuando un nutrido grupo de diplomáticos y otros cargos le acusaron en una carta de traicionar con ello una costumbre, la de honrar a los muertos, que es "núcleo cultural" de toda la civilización.

"Negar a alguien el homenaje póstumo con el único criterio de su antigua pertenencia a una organización del Tercer Reich no muestra más que la propia sobreestimación y refleja la visión histórica maniquea de aquellos que en 1968 creían que no debían confiar en nadie mayor de 30 años", acusa la carta, en clara referencia a la actividad política de Fischer a finales de los sesenta.

Crímenes de guerra

El embajador alemán en Suiza, Frank Elbe, acusó al ministro en una carta filtrada a la prensa de estar llevando esta crisis de forma "miserable", y a su oficina de prensa, de tildar a los que protestaron de simpatizantes nazis.

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La crisis se desató con la publicación del obituario del ex diplomático Frank Nüsslein, que fue miembro del Partido Nacionalsocialista y juzgado en 1945 en Checoslovaquia por crímenes de guerra. Fischer lamentó que la necrológica apareciera en la revista y declaró que se avergonzaba por ello.

"Más bien parece que las fuerzas conservadoras dentro del Ministerio quieren provocar una confrontación política con su jefe", opina el experto en extremismo de derechas del Partido Socialdemócrata, Sebastian Edathy.

La guerra abierta en el seno de Exteriores hace pensar a muchos socialdemócratas y verdes que su titular es blanco de una campaña de acoso y derribo orquestada por la oposición a sabiendas de que, eliminando a Fischer, la coalición de socialdemócratas y verdes caería en picado. Todo esto a siete semanas de las elecciones regionales en el Estado de Renania del Norte-Westfalia, consideradas el preludio de las generales de 2006.

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