Crítica:LIBROS

Del 'problema de Smith' al 'estimador de Zellner'

De la A a la Z, todo lo que siempre quiso saber sobre los graves y grandes problemas, conceptos, teoremas y otras delicias del largo menú de la ciencia económica, y nadie antes supo explicárselo, se encuentra en este valiosísimo libro. Los profesores Julio Segura y Carlos Rodríguez Braun han hecho muy bien una cosa muy difícil, es decir, coordinar a 234 especialistas, economistas españoles la gran mayoría de ellos, en los más variados ámbitos del análisis y la historia del pensamiento económicos para que cada uno redacte una o dos, a veces tres, entradas de este diccionario de epónimos (latín:...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

De la A a la Z, todo lo que siempre quiso saber sobre los graves y grandes problemas, conceptos, teoremas y otras delicias del largo menú de la ciencia económica, y nadie antes supo explicárselo, se encuentra en este valiosísimo libro. Los profesores Julio Segura y Carlos Rodríguez Braun han hecho muy bien una cosa muy difícil, es decir, coordinar a 234 especialistas, economistas españoles la gran mayoría de ellos, en los más variados ámbitos del análisis y la historia del pensamiento económicos para que cada uno redacte una o dos, a veces tres, entradas de este diccionario de epónimos (latín: eponymus, griego: epi y onymos = sobre el nombre) de la ciencia económica, hasta completar las 317 entradas de que consta el diccionario. Pese a la variedad de planteamientos y estilos que cabría esperar como resultado de semejante empresa, el estilo logrado por los directores de la edición, a través de las instrucciones oportunamente cursadas a los contribuyentes, es increíblemente homogéneo y la obra presenta una estructura uniforme y muy acertada. Un gran esfuerzo, merecedor de todo elogio, por parte de los editores.

An eponimous dictionary of economics

Julio Segura y Carlos Rodríguez Braun (editores)

Editorial Edgar Elgar

ISBN 1-84376-029-0

Cada entrada está referida al economista que da nombre al problema, proposición o teorema de que se trate, como los que figuran en el título de esta nota, y se inicia con una compacta nota biográfica acerca de dicho economista. A continuación, se expone literariamente el tema del que trata la entrada en cuestión y este tratamiento en prosa se acompaña muy a menudo con las expresiones matemáticas mínimas necesarias para su mejor comprensión formal, o con gráficos ilustrativos. Para terminar, cada entrada viene acompañada de la bibliografía esencial sobre su tema respectivo, tanto del economista titular de la entrada como de otros economistas que hayan aportado elementos determinantes para la formulación actualmente en vigor de la proposición de que se trate.

Los estudiantes de economía y los economistas en general encontrarán en este libro una fuente inagotable de conocimiento y consulta, al instante, encapsulada en breves y concisas explicaciones que podrán incorporar a su acervo de cultura económica eligiendo incluso el nivel de exigencia formal que más les convenga. Resulta sorprendente el ver cómo los economistas han conseguido elaborar a lo largo de los siglos un amplio corpus de sofisticados conceptos sobre una materia tan etérea como el comportamiento de los individuos y las organizaciones.

Así como los grandes científicos de la física y la naturaleza se han hartado de dar nombre a proposiciones, descubrimientos o invenciones sin número, parecería que los científicos sociales, por la naturaleza de su objeto de estudio, tendrían menos materia a la que hincar el diente. Pues no, y la obra de Segura y Rodríguez Braun lo pone de manifiesto.

Hay que decir que este diccionario de epónimos es una obra única y difícilmente repetible hecha por economistas españoles, en buen inglés y mejor economía, de la que todos debemos sentirnos orgullosos. En suma, una obra im-pres-cin-di-ble. Cómpresela, o, mejor aún, haga que se la regalen. Por cierto, el "problema de Adam Smith", como explica el autor de la primera entrada del diccionario, consiste en que este inmenso fundador de la moderna ciencia económica desarrolló algunas de sus ideas sobre el "propio interés" (self interest) como motivación de la acción individual en el periodo que medió entre sus dos grandes obras: La teoría de los sentimientos morales y La riqueza de las naciones. Unos sagaces economistas alemanes (enemigos del librecambio, para más señas) detectaron dicho cambio y acuñaron el término Das Adam Smith problem (pronúnciese en voz alta y ronca, con la máxima contundencia y acentuando la última palabra en su última sílaba, a la francesa: pgoblém). El pobre Smith debió de morir atormentado por haber creado semejante problema a la virginal Europa continental. Respecto al "estimador de Zellner", mejor se leen el libro.

José A. Herce es profesor de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA).

Archivado En