Columna

Diligencia

Es difícil entender las causas que condicionan la reacción diligente de los políticos cada vez que surge un problema, de cierta o presunta corrupción, porque incluso cuando son inocentes, son responsables de controlar y en su caso investigar y actuar diligentemente contra los corruptos. Al alcalde se Sevilla en el asunto de las facturas falsas le ha faltado esa diligencia. Sobre la corrupción se puede asegurar que no está solo en un lado, se puede dar en cualquier partido y en cualquier ámbito de la sociedad. Es cierto que hay una perversión que lleva a algunos a pagar comisiones por trabajar,...

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Es difícil entender las causas que condicionan la reacción diligente de los políticos cada vez que surge un problema, de cierta o presunta corrupción, porque incluso cuando son inocentes, son responsables de controlar y en su caso investigar y actuar diligentemente contra los corruptos. Al alcalde se Sevilla en el asunto de las facturas falsas le ha faltado esa diligencia. Sobre la corrupción se puede asegurar que no está solo en un lado, se puede dar en cualquier partido y en cualquier ámbito de la sociedad. Es cierto que hay una perversión que lleva a algunos a pagar comisiones por trabajar, lo cual además de ser indecente en sí mismo para quien paga y para quien cobra, lo es triplemente porque quita el trabajo a quien decentemente tiene derecho a hacerlo sin tener que pasar por la ventanilla de las comisiones. Es cierto que ante el dinero público parece que siempre hay gente dispuesta a echarse a la espalda los escrúpulos y la decencia y por eso, son los propios políticos los que deben tener el mayor cuidado y el mayor compromiso contra todos esos aprovechados, que finalmente una vez enriquecidos más o menos, previo pago, la sociedad tiende a liberar de toda culpa para que ésta recaiga únicamente sobre el político débil y falto de ética.

No es más indecente el político, pero sin embargo sí es más responsable, porque los ciudadanos le otorgan sus votos creyendo en la decencia que promete para conseguir su confianza. A veces llega a ser inmoral el discurso de algunos sobre la corrupción de los políticos porque libera a quienes desde otros ámbitos de la sociedad corrompen, casi siempre desde la más absoluta impunidad, pero está claro que cuando la corrupción se da en el ámbito de la política, los máximos responsables de que no se produzca tienen que evitar ser temerosos y reaccionar con la diligencia a la que su circunstancia les obliga. Cuentas claras, corruptos y corruptores al descubierto, rigor en los controles haciendo que cada día sea más difícil que la corrupción se produzca y si se produce asunción de responsabilidades para que los ciudadanos tengamos la seguridad de que en democracia, algunas cosas podrán pasar pero precisamente porque el sistema permite que se acabe sabiendo es por lo que los ciudadanos podremos estar seguros.

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