Editorial:

Rice en Asia

La gira asiática de la secretaria de Estado Rice ha dejado claro que la obsesión puntual de EE UU en esta zona del mundo es el desarme nuclear de Corea del Norte. En cada una de sus seis paradas, Condoleezza Rice, que ya ejerce intensamente y sin complejos su misión de vendedora planetaria de la política del presidente Bush, ha enfatizado la necesidad de que China, como interlocutor privilegiado de Pyongyang, persuada al aislado régimen comunista para que regrese a la mesa negociadora a seis bandas -junto con Japón, Corea del Sur y Rusia- que abandonó hace casi un año.

La jefa de la dip...

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La gira asiática de la secretaria de Estado Rice ha dejado claro que la obsesión puntual de EE UU en esta zona del mundo es el desarme nuclear de Corea del Norte. En cada una de sus seis paradas, Condoleezza Rice, que ya ejerce intensamente y sin complejos su misión de vendedora planetaria de la política del presidente Bush, ha enfatizado la necesidad de que China, como interlocutor privilegiado de Pyongyang, persuada al aislado régimen comunista para que regrese a la mesa negociadora a seis bandas -junto con Japón, Corea del Sur y Rusia- que abandonó hace casi un año.

La jefa de la diplomacia estadounidense ha repetido que, por el momento, la actitud de la Casa Blanca consiste en el diálogo multilateral con Pyongyang. Incluso, ha añadido, EE UU consideraría buscar soluciones a las necesidades energéticas de Corea del Norte como parte de la resolución de la crisis. Pero Rice, preeminente portavoz presidencial, ha insinuado también que Washington no va a prolongar indefinidamente su enfrentamiento con el régimen de Kim Jong Il a propósito de su rearme atómico. Como suele suceder tras las grandes presiones, el primer ministro norcoreano dijo ayer en Pekín que su Gobierno está dispuesto a negociar.

Pero si Corea del Norte es la obsesión, China es sin duda el gran tema de una gira diseñada para devolver el este de Asia al centro de la política exterior estadounidense, secuestrada desde el ll-S por el terrorismo y Oriente Medio. Washington no puede prescindir de Pekín, pero está decidido a contener su progresiva fortaleza militar, expresada este año en 25.000 millones de dólares de presupuesto, casi un 12% más que en 2004. China es por definición el asunto crucial para EE UU como única superpotencia. Y la secretaria de Estado ha aprovechado para apretar las tuercas a la Unión Europea sobre un próximo levantamiento del embargo de armas impuesto en 1989, con ocasión de Tiananmen.

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Para Rice, semejante medida, abanderada por Francia y muy mal vista en Washington, alteraría el equilibrio regional y es peligrosa para la estabilidad de Asia. Y ha señalado sin rodeos que son las tropas de EE UU las que garantizan la seguridad de la cuenca del Pacífico, una parte del mundo en la que Europa es decididamente marginal. La reciente aprobación por Pekín de la ley que autoriza un ataque contra Taiwan en caso de secesión ha venido a jugar a favor de los intereses de Estados Unidos, que está comprometido con la defensa de la isla rebelde. Hasta el punto de que en los cuarteles de la UE, cuya cumbre trata presumiblemente el tema pese a que no figura formalmente en la agenda, comienza a darse por seguro que la venta de armamento avanzado a China deberá esperar, pese al irresistible imán comercial que el gigante asiático representa para la languideciente economía europea.

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