Columna

Teatro Central

En esta ciudad se han ido adaptando bastante los oídos para apreciar la música contemporánea; se nota en la atención y en los aplausos del público, sobre todo entre los jóvenes, a quien esa adaptación les ha resultado más fácil porque sólo tienen que dejarse llevar; quienes ya han madurado su forma de oír, no es que no puedan ampliarla, pero necesitan mayor esfuerzo para conseguirlo, tienen que estar alerta y abiertos a las nuevas tendencias o poner empeño en ello; es lo que en música llaman "limpieza de oído". En casi todos los conciertos combinan ya la música antigua y la del S.XX o la conte...

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En esta ciudad se han ido adaptando bastante los oídos para apreciar la música contemporánea; se nota en la atención y en los aplausos del público, sobre todo entre los jóvenes, a quien esa adaptación les ha resultado más fácil porque sólo tienen que dejarse llevar; quienes ya han madurado su forma de oír, no es que no puedan ampliarla, pero necesitan mayor esfuerzo para conseguirlo, tienen que estar alerta y abiertos a las nuevas tendencias o poner empeño en ello; es lo que en música llaman "limpieza de oído". En casi todos los conciertos combinan ya la música antigua y la del S.XX o la contemporánea, lo que ahora parece normal y se acepta con agrado, hecho que creo que se debe en parte a la ocasión que se ha brindado en el Teatro Central desde hace por lo menos 10 años y que ha sido importante. Precisamente estos días está teniendo lugar el Ciclo de Música Contemporánea 05, con diez días de programas muy variados, con conferencias y mesas redondas a las que suelen asistir los compositores para dialogar con los alumnos sobre su obra que se oirá a continuación y en directo en el mismo teatro.

El miércoles pasado se celebró el 75 aniversario de Manuel Castillo, Cristóbal Halffter y Luis de Pablo, tres compositores españoles que han formado parte de las vanguardias de los años cincuenta. Aunque formar parte de las vanguardias en aquellos años implicaba una postura política, la música eludía la censura quizá por aquello de no expresarse a través de la palabra, el arma más peligrosa cuando era usada con fines subversivos (hasta que llegó la televisión capaz de persuadir al auditorio de cualquier cosa) Cristóbal Halffter contó como anécdota curiosa que, tras escuchar un ensayo de la obra que le había encargado la Casa Real para instrumentos de cuerda con la intención de usar la colección de los siete Stradivarius, el conservador del lugar lo llamó en un aparte alarmado por si su música pudiera ser perjudicial para aquellos instrumentos tan valiosos. Esa noche del miércoles, Los Solistas de Sevilla interpretaron con maestría las tres obras y fueron muy aplaudidos; el teatro estaba bastante lleno con alumnos de la Universidad, del conservatorio y con aficionados. Estoy segura de que muchos de los que allí estábamos -desde luego los alumnos- estamos agradecidos a los organizadores de estos ciclos.

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