Reportaje:UN AÑO DESPUÉS DE LA MATANZA

La 'última' víctima del 11-M

Los compañeros del geo Javier Torronteras reivindican su memoria y señalan que su muerte les ha dejado un enorme vacío

"Sin duda, es una víctima más del 11-M", afirma un compañero del subinspector Francisco Javier Torronteras Gadea, de 42 años, el miembro del Grupo Especial de Operaciones que resultó muerto el 3 de abril de 2004 por la explosión causada por los terroristas islamistas en un piso de Leganés (Madrid). "Es verdad que Torron [apelativo con el que le conocían en el GEO] no fue una víctima de los trenes. ¿Pero alguien duda de que fue asesinado dentro del 11-M?", agrega el agente.

A ese aparente olvido contribuyó el hecho de que, hace un año, la familia del subinspector no estaba -aún ho...

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"Sin duda, es una víctima más del 11-M", afirma un compañero del subinspector Francisco Javier Torronteras Gadea, de 42 años, el miembro del Grupo Especial de Operaciones que resultó muerto el 3 de abril de 2004 por la explosión causada por los terroristas islamistas en un piso de Leganés (Madrid). "Es verdad que Torron [apelativo con el que le conocían en el GEO] no fue una víctima de los trenes. ¿Pero alguien duda de que fue asesinado dentro del 11-M?", agrega el agente.

A ese aparente olvido contribuyó el hecho de que, hace un año, la familia del subinspector no estaba -aún hoy sigue sin estarlo- dispuesta a hablar. Hasta ahora jamás se había difundido una foto suya y apenas se sabían detalles de su vida. Sin embargo, algunos de sus compañeros han aceptado romper ese silencio como una forma de homenaje a ese geo. "Era muy poco vanidoso. Pero en cambio era un gran profesional, muy riguroso, que preparaba cualquier intervención al milímetro. Su muerte nos ha causado un vacío muy difícil de llenar. Siempre se dicen cosas buenas de los difuntos, pero en este caso es que ésa es la verdad", declara un compañero.

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Torronteras estaba volcado en su profesión. Tanto que en sus ratos libres se dedicaba a perfeccionar su habilidad en kárate y artes marciales, unas especialidades en las que era un consumado maestro. "Lo hacía porque le gustaba mucho y porque así aprendía nuevas técnicas que después nos enseñaba a los demás", recuerda un amigo del Cuerpo Nacional de Policía. Y también el buceo, que a veces practicaba en el Mediterráneo, cerca de Murcia. Leer, sobre todo libros de historia, era otra de sus aficiones.

El 3 de abril de 2004, Torronteras estaba con su esposa ultimando detalles en la casa que se acababa de comprar en Guadalajara, en la misma ciudad donde está el cuartel general del GEO. A media tarde sonó el timbre de su teléfono móvil. Era el comisario jefe de su unidad, que le pedía que se reincorporase de inmediato a su puesto porque en Madrid estaba ocurriendo un hecho "muy grave". Además, buena parte de los integrantes de la unidad estaban de vacaciones y otra parte estaba realizando una operación en Andalucía.

Torronteras no dudó ni un segundo qué tenía que hacer: cogió su coche y se trasladó de inmediato, junto con su esposa, al acuartelamiento del GEO. La mujer regresó a casa, nada más dejarlo a la puerta de la unidad policial, mientras que Torronteras y otros 14 compañeros se trasladaron urgentemente a Madrid, sin saber que deberían enfrentarse a un peligroso grupo de terroristas islámicos relacionados con la matanza del 11-M.

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Cuando los geos iban a asaltar la vivienda de los terroristas, éstos provocaron una potente explosión que hirió a varios geos. Un trozo de metal lanzado por la onda expansiva segó la arteria femoral de una de las pierna de Torronteras, causándole la muerte.

La familia del subinspector asesinado sufrió -y sufre aún- un fortísimo mazazo. Además, otro hecho terrible vino a agravar su dolor: la profanación, el 18 de abril de 2004, de la tumba y de su cadáver. "Torron era un padre para todos nosotros. Llevaba 14 años en esta unidad, y es muy raro que alguien esté tanto aquí. Cuando asciendes, lo habitual es que dejes el GEO. Pero él ascendió a subinspector el año 2000... y siguió. Eso prueba que era imprescindible", señala uno de los jefes.

El subinspector del GEO Javier Torronteras.

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