El Papa sale por sorpresa a la ventana del hospital para saludar a los fieles

Juan Pablo II, con la mano en la garganta, bendijo el rezo dominical del ángelus

La voz de Juan Pablo II no se escuchó en el rezo del ángelus por primera vez desde 1978. Pero el Papa, finalmente, estuvo. Apareció un momento en su ventana del hospital policlínico Gemelli, hizo varias veces el gesto de la bendición y se llevó la mano a la garganta para recordar que desde la traqueotomía a la que fue sometido el pasado jueves los médicos le han prohibido hablar. El gesto fue acogido con emoción y un largo silencio por miles de personas congregadas ante el centro hospitalitario. El saludo papal no estaba previsto. Fue algo decidido poco antes del mediodía y no hubo tiempo de i...

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La voz de Juan Pablo II no se escuchó en el rezo del ángelus por primera vez desde 1978. Pero el Papa, finalmente, estuvo. Apareció un momento en su ventana del hospital policlínico Gemelli, hizo varias veces el gesto de la bendición y se llevó la mano a la garganta para recordar que desde la traqueotomía a la que fue sometido el pasado jueves los médicos le han prohibido hablar. El gesto fue acogido con emoción y un largo silencio por miles de personas congregadas ante el centro hospitalitario. El saludo papal no estaba previsto. Fue algo decidido poco antes del mediodía y no hubo tiempo de instalar alguna pantalla de vídeo en la plaza de San Pedro, donde no se vieron las imágenes.

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El arzobispo Leonardo Sandri, sustituto de la Secretaría de Estado y voz del pontífice desde 2003 (es él quien lee las homilías y discursos cuando al Papa le fallan las fuerzas), se encargó de dirigir el ángelus, aunque con la advertencia explícita de que sus palabras eran las del pontífice. "El Papa no tiene sustitutos, yo leeré hoy [por ayer] el ángelus en su nombre y por orden suya; él nos sigue desde el Gemelli", dijo Sandri. "He recibido su encargo porque él quiere de esta forma estar presente en la plaza; leeré sus palabras y será como si estuviera con nosotros".

La homilía comenzó con una invocación a la Virgen: "María, Madre de la Iglesia, renuevo mi entrega, totus tuus". La devoción mariana del Papa Wojtyla se reflejó de nuevo cuando pidió auxilio a la Virgen para que le ayudara a "cumplir en cada momento de la vida con la voluntad de Dios".

El texto de Juan Pablo II se dirigió entonces a los fieles. "Seguid acompañándome con vuestras oraciones", pidió, en agradecimiento a "todos aquellos que desde cualquier parte del mundo se interesan por mi persona".

Desde primeras horas de la mañana se sabía que el Papa había pasado una noche tranquila y se encontraba razonablemente bien, teniendo en cuenta que respiraba por una cánula insertada en la tráquea y que habían pasado poco más de 48 horas desde su última crisis ventilatoria y desde la intervención quirúrgica. Circulaban intensos rumores que señalaban que se dejaría ver por primera vez desde que fue hospitalizado el jueves, y el rumor se hizo noticia segundos después de que concluyera el ángelus.

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"Santidad, no se rinda"

La multitud reunida ante el Gemelli reaccionó de forma muy sobria a la aparición de Juan Pablo II: no hubo aplausos inmediatos, y sí algunas lágrimas. Un grupo de jóvenes desplegó una pancarta con el texto "Santidad, no se rinda", y cuando las persianas de la décima planta descendieron de nuevo, el grupo empezó a corear la frase y a batir palmas. El jefe del equipo médico que atendía al papa Wojtyla, Rodolfo Proietti, bajó sonriente al vestíbulo y, con un gesto expresivo, comentó: "Mejor que esto...".

Desde la décima planta del hospital Policlínico Gemelli, donde se encuentran los apartamentos papales, se hizo saber al diario episcopal Avvenire que el pontífice, privado de la palabra por al menos una semana, se comunicaba con cierta fluidez gracias a un tabla de plástico y un rotulador especial. En la parte superior de la tabla había una inscripción permanente, "Totus tuus".

El Papa, rodeado de médicos y colaboradores, ayer en su habitación del Gemelli.ASSOCIATED PRESS