LA ENFERMEDAD DEL PAPA

El Pontífice seguirá al frente de la Iglesia sea cual sea su estado

Hospitalizado o no, el Papa sigue al frente de la Iglesia Católica y no existe en las leyes que rigen el Vaticano ningún cargo parecido a un vicepapa. El secretario de Estado y número dos de la Santa Sede, Angelo Sodano, y su adjunto, Leonardo Sandri, visitaron ayer al Pontífice en el Policlínico Gemelli. Su paso diario por la clínica romana no responde sólo a su preocupación por la enfermedad del Papa, sino a la necesidad de que el Vaticano siga funcionando. No se puede olvidar que la Santa Sede es una monarquía absoluta de derecho divino y que el poder del Pontífice proviene di...

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Hospitalizado o no, el Papa sigue al frente de la Iglesia Católica y no existe en las leyes que rigen el Vaticano ningún cargo parecido a un vicepapa. El secretario de Estado y número dos de la Santa Sede, Angelo Sodano, y su adjunto, Leonardo Sandri, visitaron ayer al Pontífice en el Policlínico Gemelli. Su paso diario por la clínica romana no responde sólo a su preocupación por la enfermedad del Papa, sino a la necesidad de que el Vaticano siga funcionando. No se puede olvidar que la Santa Sede es una monarquía absoluta de derecho divino y que el poder del Pontífice proviene directamente de Dios.

Las leyes vaticanas dejan muy claro que el poder reposa exclusivamente sobre el Papa. Los cánones 333 y 335 aseguran que sólo el Pontífice tiene el "poder total y supremo" sobre la Iglesia católica en todo el mundo y sobre sus fieles, "postestad que puede ejercer libremente" como heredero del primero de los apóstoles.

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En caso de que el Papa se encuentre seriamente enfermo o incluso después de su fallecimiento, los cardenales no pueden modificar sus enseñanzas en materia de dogma, doctrina, fe y ética; aunque mantienen su autoridad sobre sus respectivas áreas de responsabilidad. El canon 335 dice textualmente: "Cuando la Silla de Pedro está vacía o el Papa está completamente impedido, no se puede hacer ninguna innovación en el gobierno de la iglesia universal".

El Papa puede delegar una parte de su poder al secretario de Estado, en este caso sobre el cardenal Sodano, pero se tratará de una autoridad limitada y que no incluye la infalibilidad que concede al Pontífice la Iglesia católica. Tampoco puede nombrar obispos, aprobar documentos importantes o dar dispensas especiales a los católicos.

La vida diaria del Vaticano sigue funcionando con el Papa en el hospital -desde el pago de los salarios hasta la inmensa burocracia de la Santa Sede-; pero el poder político, las decisiones estatales, quedan bloqueadas sin el consentimiento directo del Pontífice.

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