La policía iraquí utiliza vídeos de secuestrados para combatir el crimen

Una escena del vídeo muestra a tres secuestradores con armas y un cuchillo preparándose para degollar a un hombre indefenso atado a sus pies. En la siguiente escena es uno de los secuestradores quien aparece detenido con el terror reflejado en sus ojos y sus labios temblorosos respondiendo a lo que le están interrogando.

En la primera semana después de las elecciones iraquíes, el ministro del Interior y el jefe de policía de Mosul están utilizando una táctica -mensajes con vídeos- que los insurgentes han usado una y otra vez para aterrorizar con sus secuestros y asesinatos. Pero esta v...

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Una escena del vídeo muestra a tres secuestradores con armas y un cuchillo preparándose para degollar a un hombre indefenso atado a sus pies. En la siguiente escena es uno de los secuestradores quien aparece detenido con el terror reflejado en sus ojos y sus labios temblorosos respondiendo a lo que le están interrogando.

En la primera semana después de las elecciones iraquíes, el ministro del Interior y el jefe de policía de Mosul están utilizando una táctica -mensajes con vídeos- que los insurgentes han usado una y otra vez para aterrorizar con sus secuestros y asesinatos. Pero esta vez, los vídeos, que han sido difundidos en una emisora de televisión local, encierran un mensaje diferente, yuxtaponiendo imágenes de los asesinos enmascarados con las de sus secuestrados.

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La difusión de los vídeos hace preguntarse a muchos si es ilegal la forma en que los insurgentes aparecen interrogados o que se hagan públicas sus confesiones. La policía de Mosul confía en que la fuerza psicológica de las emisiones ayude a combatir a los insurgentes, haciendo que éstos aparezcan debilitados y animando a la población a colaborar con información; sus confesiones ofrecen una imagen de cómo operan y planean sus asesinatos, y los vídeos tratan también de separar a terroristas y delincuentes de sus plataformas religiosas al enfrentarles al dilema de responder preguntas sobre el islam.

Periodista italiana

La violencia continúa en el Irak poselectoral, y ayer murieron 12 iraquíes y dos soldados estadounidenses víctimas de los insurgentes, mientras los secuestradores de la periodista italiana Giuliana Sgrena, enviada especial a Bagdad del diario de izquierdas Il Manifesto, emitían una primera señal, informa Enric González desde Roma. Telefonearon con el propio móvil de Sgrena a Barbara Schiavulli, la periodista con la que Sgrena compartía la habitación de hotel. Schiavulli ya había escuchado la víspera el secuestro de su amiga porque ésta marcó su número cuando vio que un grupo de hombres armados la obligaba a bajar de su auto. Schiavulli explicó ayer que recibió la presunta llamada de los secuestradores al alba y que no oyó ninguna voz ni mensaje concreto, sólo música árabe. Después se cortó la comunicación.

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La policía iraquí detuvo durante unas horas al chófer y al traductor de Sgrena para interrogarles sobre su posible participación en el secuestro, pero les volvió a poner en libertad sin cargos. En opinión de los servicios secretos iraquíes e italianos, alguien cercano a la periodista informó sobre los movimientos de ésta al grupo armado suní que la secuestró el viernes.

El ministro italiano de Exteriores, Gianfranco Fini, aseguró que se había puesto en marcha "la máquina de las negociaciones" a través del Consejo de los Ulemas y señaló que era necesaria "mucha paciencia". El padre de la víctima, Franco Sgrena, de 79 años, antiguo dirigente comunista, participó en Turín en una manifestación y lanzó un llamamiento para que la liberaran.

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