El candidato más temido de México

El alcalde de la capital, López Obrador, favorito para las presidenciales de 2006

El alcalde es madrugador. Se levanta a las cuatro y media de la mañana. Llega a la sede del Gobierno de la capital de México poco después de las seis, después de haber leído la prensa y escuchado la radio. En la calle, grupos de manifestantes concentrados le esperan para vitorearle o reclamarle un sinfín de peticiones. El Zócalo -la gigantesca plaza central del Distrito Federal- es lugar de congregación diaria de detractores y defensores de la máxima autoridad municipal.

Andrés Manuel López Obrador, de 50 años, dirigente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), llega a la sala de...

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El alcalde es madrugador. Se levanta a las cuatro y media de la mañana. Llega a la sede del Gobierno de la capital de México poco después de las seis, después de haber leído la prensa y escuchado la radio. En la calle, grupos de manifestantes concentrados le esperan para vitorearle o reclamarle un sinfín de peticiones. El Zócalo -la gigantesca plaza central del Distrito Federal- es lugar de congregación diaria de detractores y defensores de la máxima autoridad municipal.

Andrés Manuel López Obrador, de 50 años, dirigente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), llega a la sala de prensa del Ayuntamiento cuando todavía no ha amanecido. La mañana es fría, lo que no impide que le esperen pacientemente una treintena de periodistas de los principales canales de televisión, diarios y emisoras de radio. La escena se repite día tras día desde el 31 de mayo de 2000, seis meses después de tomar posesión como alcalde. "Los otros funcionarios y dirigentes políticos hacen declaraciones a partir de lo que dice cada mañana el alcalde. Él pone la agenda", comenta con satisfacción un colaborador de López Obrador.

Un ejército de desempleados, jubilados y minusválidos sobrevive de los subsidios que reparte el Gobierno municipal, cuyo presupuesto -5.400 millones de euros- supera al de cualquier ministerio. Estos escuderos que acuden en masa a todo acto convocado por el alcalde constituyen una fiel fuerza electoral con la que aspira a llegar lejos.

López Obrador ha adquirido un papel preponderante en la escena política desde que las encuestas le señalan como el favorito en las elecciones presidenciales de 2006. En la capital es el político preferido por la amplia mayoría. El problema está en su partido, que está presente en el Distrito Federal y en unos pocos Estados más. En el resto de México, el PRD es una fuerza irrelevante.

El discurso beligerante y los gestos del alcalde en favor de los pobres han calado en amplios sectores de la población de la Ciudad de México. Al mismo tiempo, se ha encendido la señal de alarma en las filas de los otros dos grandes partidos, el PAN (en el Gobierno) y el PRI, que estuvo en el poder durante más de 70 años. Pero López Obrador no preocupa sólo a sus adversarios políticos. Los sectores económicos más poderosos desconfían del Pejelagarto, apodo con el que es conocido el alcalde en su Estado natal de Tabasco.

Populista, demagogo y farsante son algunos de los calificativos que le dedican sus enemigos. "Quiere ayudar a los marginados del país. Si esto es populismo, él es populista", dice George Grayson, profesor de la Universidad William & Mary de Virginia (EE UU), especialista en México. "Es juarista hasta la médula", asegura Grayson. Militó en las filas del PRI hasta que en 1987 creó junto a un grupo de disidentes el PRD, como una alianza de priístas, grupos de izquierda y activistas de signo diverso. Su candidato a la presidencia en las elecciones de 1988 fue Cuauthémoc Cárdenas.

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Un vídeo comprometedor difundido en marzo pasado en televisión puso en apuros al alcalde. El vídeo grabado clandestinamente en México mostraba a René Bejarano, mano derecha y principal operador de López Obrador, en el momento de llenar un maletín con grandes sumas de dinero que recibió de manos de un empresario. La imagen de Bejarano, vinculada a la corrupción, era muy conocida en la Ciudad de México. Es difícil imaginar que el alcalde no estuviera al corriente. El colaborador corrupto es el político que controla la Corriente de Izquierda Democrática, la organización política más poderosa de la capital y del PRD.

Pese a todo, el mayor obstáculo que pone en riesgo las ambiciones presidenciales del alcalde tiene que ver con un tema menor, como es la apertura de un camino para llegar al hospital ABC, de México DF, a través del predio privado El Encino, cuyo propietario presentó un recurso de amparo contra la expropiación ordenada por el Gobierno de la ciudad. El pleito llegó hasta la máxima instancia judicial y la fiscalía pidió levantar la inmunidad a López Obrador para iniciar el correspondiente juicio. Ello le apartaría automáticamente de la carrera electoral.

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