Fraga acepta aliarse con los nacionalistas para reclamar más inversiones

"Por servir a Galicia, menos con el demonio, estoy dispuesto a aliarme con cualquiera", proclamó ayer Manuel Fraga. El presidente de la Xunta y del PP gallego ilustraba así el anuncio de que entablará conversaciones con sus enconados adversarios nacionalistas para establecer un frente reivindicativo común ante el Gobierno del PSOE. Fraga reveló que ha delegado en su vicepresidente primero, Alberto Núñez Feijoo, para que se reúna con el líder del BNG, Anxo Quintana, tras aceptar la "mano que tendió" la formación nacionalista.

Durante una década, Fraga y el BNG se enfrentaron en una batal...

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"Por servir a Galicia, menos con el demonio, estoy dispuesto a aliarme con cualquiera", proclamó ayer Manuel Fraga. El presidente de la Xunta y del PP gallego ilustraba así el anuncio de que entablará conversaciones con sus enconados adversarios nacionalistas para establecer un frente reivindicativo común ante el Gobierno del PSOE. Fraga reveló que ha delegado en su vicepresidente primero, Alberto Núñez Feijoo, para que se reúna con el líder del BNG, Anxo Quintana, tras aceptar la "mano que tendió" la formación nacionalista.

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Durante una década, Fraga y el BNG se enfrentaron en una batalla encarnizada sin la menor concesión al diálogo y con las más gruesas descalificaciones mutuas. La situación se distendió radicalmente tras las elecciones autonómicas de 2000, cuando Fraga y el entonces líder nacionalista, Xosé Manuel Beiras, abrieron un periodo de diálogo que se interrumpió meses después con la crisis del Prestige.

Las rutas del PP y el BNG han vuelto a cruzarse en las últimas semanas, al coincidir ambos en su rechazo a los primeros Presupuestos del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Populares y nacionalistas consideran insuficiente el aumento en las inversiones a Galicia, a la que se había prometido un trato preferente para resarcirla por la catástrofe del Prestige.

El Bloque propuso recientemente a todos los partidos gallegos un pacto para reclamar más inversiones al Gobierno socialista. Fue la iniciativa del BNG, con el apoyo, entre otros, del PP, la que logró que el Senado vetase, por primera vez desde 1977, los Presupuestos del Estado.

La cuestión ha envenenado las relaciones entre PSOE y BNG, condenados a aliarse si quieren evitar una quinta mayoría absoluta de Fraga en las autonómicas de 2005. Además de aceptar el diálogo con el BNG, el presidente gallego introdujo ayer otro elemento de fricción. Fraga emplazó al alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, para que "convenza" al PSdeG-PSOE de que acepte reformar las disposiciones legales que fijan los topónimos de la comunidad. De ese modo, Vázquez podría conseguir su propósito de oficializar de nuevo el nombre castellano de la ciudad: La Coruña. El portavoz del BNG en el Congreso, Francisco Rodríguez, replicó, en declaraciones a Efe, que si los socialistas aceptasen tal iniciativa, sus relaciones se deteriorarían "de forma gravísima". El líder del PSdeG, Emilio Pérez Touriño, exigió a Fraga que "no arroje ninguna piedra en el estanque pacífico de la convivencia y la normalidad lingüística".

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