Reportaje:COYUNTURA INTERNACIONAL

La nueva ruta del 'Tigre Celta'

Irlanda busca nuevos mecanismos para prolongar su milagro económico

La economía irlandesa ha experimentado un espectacular crecimiento en la última década, gracias a una combinación de bajos impuestos, liberalización regulatoria y la llegada masiva de capital extranjero. No obstante, la entrada de los nuevos países miembros en la Unión Europea, con costes de inversión más bajos, puede poner freno a sus mejoras financieras.

Los indicadores de la economía irlandesa son elocuentes: un crecimiento anual del 6,9% durante la década pasada, una tasa de paro que ha pasado del 18% al 4% en quince años, una inflación del 2,2% y un PIB per cápita que se ha ...

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La economía irlandesa ha experimentado un espectacular crecimiento en la última década, gracias a una combinación de bajos impuestos, liberalización regulatoria y la llegada masiva de capital extranjero. No obstante, la entrada de los nuevos países miembros en la Unión Europea, con costes de inversión más bajos, puede poner freno a sus mejoras financieras.

El Gobierno ha aprobado varias medidas para flexibilizar el mercado laboral, aumentar los incentivos y profundizar en la seguridad jurídica
Las más de 1.100 multinacionales que trabajan en Irlanda generan unas exportaciones de 60.000 millones de dólares, casi el 73% del total

Los indicadores de la economía irlandesa son elocuentes: un crecimiento anual del 6,9% durante la década pasada, una tasa de paro que ha pasado del 18% al 4% en quince años, una inflación del 2,2% y un PIB per cápita que se ha triplicado hasta los 32.000 dólares en el mismo periodo, son datos que han llevado a The Economist a calificar recientemente a Irlanda como "el mejor lugar del mundo para vivir", por encima de los clásicos Suiza y Noruega.

El milagro del Tigre Celta, como se le conoce en círculos financieros, se produjo a partir de su entrada en la Unión Europea y de la apertura comercial que, junto con una favorable fiscalidad del 12,5% para los beneficios de las empresas -la más baja de la UE, que tiene su media en el 31%-, bajos costes laborales y una mano de obra cualificada, han logrado el desembarco masivo de capitales foráneos.

Dinamismo inversor

Según cifras de la Untacd, en 2003 llegaron a Irlanda 25.000 millones de dólares por concepto de inversión extranjera directa (IED), equivalente al 17% de su PIB anual. Otra muestra de este dinamismo inversor son las más de 1.100 multinacionales que trabajan ahora en el país, compañías que generan exportaciones de 60.000 millones de dólares, casi el 73% de la totalidad de los envíos de este país al extranjero.

Con estos números no extraña que en las últimas dos décadas Irlanda pasara de ser una economía dependiente de sus exportaciones agrícolas a convertirse en abastecedor y líder mundial en investigación y desarrollo (I+D) de industrias tan diversas como los materiales industriales, los productos farmacéuticos y la alta tecnología.

No obstante, todo este dinamismo se puede poner en peligro con la entrada de los nuevos países de Europa del Este en la UE. Con la llegada de economías como Polonia, República Checa, Lituania o Letonia, Irlanda dejará de tener la tasa de impuestos a las empresas más baja del continente y sus costes laborales, que han pasado de 12,5 a 18,8 dólares por hora en cuatro años, ya no son la enorme ventaja comparativa del pasado.

Nuevos retos

Así que los economistas se preguntan cómo el país enfrentará la deslocalización, una eventual fuga de capitales y el reto de convertirse en un país emisor de inversión y no un receptor, como ha venido ocurriendo hasta la fecha. Por el momento, el Gobierno irlandés ha aprobado una serie de medidas que flexibilizan aún más el mercado laboral, aumentan los incentivos fiscales para las empresas y profundizan la seguridad jurídica.

Eso les ha permitido mantener su dinámico ritmo de crecimiento económico, que llevará al país a cerrar el año con una alza del 5,3% en el PIB de este año y un 4,8% el próximo, según las proyecciones del último panel de economistas realizado por Bloomberg hace menos de diez días. Y ello a pesar de que el año pasado sólo creció un 2,2%, una tasa más que suficiente para duplicar el alza del PIB promedio de la UE.

No obstante, la gran asignatura pendiente de un país con pleno empleo y con la inflación controlada sigue siendo un sistema de salud muy costoso, que cobra unos 45 euros por una consulta médica, un nivel de vida que está en el 118% de la media de la Unión Europea y una descontrolada alza de los precios de la vivienda, que, en diez años, ha multiplicado por cuatro el coste de tener un inmueble en la capital del país, Dublín.

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