VISTO / OÍDO

Delirantes obsesivos

Fue interesante ver a Aznar en la comisión. Por lo menos, un rato. Es un buen parlamentario, y un audaz dialéctico. Eso no quiere decir que tenga razón ni que diga lo que sepa: se refiere a su capacidad para mantenerse en unos puntos fijos, y morder a quien lo dude, a quien le interroga. Si hubo una conspiración de Estado, que yo no lo sé pero era el tema a demostrar, él acusa de conspiración a un grupo amplio que va desde el terrorismo islámico hasta este mismo periódico y los que escribimos en él. Pasando por la oposición socialista. ¿Cómo podíamos conspirar con el terrorismo islámico? Porqu...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Fue interesante ver a Aznar en la comisión. Por lo menos, un rato. Es un buen parlamentario, y un audaz dialéctico. Eso no quiere decir que tenga razón ni que diga lo que sepa: se refiere a su capacidad para mantenerse en unos puntos fijos, y morder a quien lo dude, a quien le interroga. Si hubo una conspiración de Estado, que yo no lo sé pero era el tema a demostrar, él acusa de conspiración a un grupo amplio que va desde el terrorismo islámico hasta este mismo periódico y los que escribimos en él. Pasando por la oposición socialista. ¿Cómo podíamos conspirar con el terrorismo islámico? Porque "todos los terrorismos son iguales", y el objetivo de este golpe era desmontarle a él, como queríamos "todos nosotros". Si otros decimos que no hay dos terrorismos iguales, que cada uno obedece a una situación, una economía y una política diferentes, es que somos mala gente. Él no presionó a ningún periódico, y si éste sacó una edición culpando a ETA, fue por su gusto, porque la realidad es que desde que él llamó hasta que salió la edición no hubo tiempo material: ya estaba hecha. Y si este periódico cambió de opinión después, no fue porque supiese nada, sino para hundirle a él. Y "no hay manifestaciones espontáneas": la que se reunió la víspera electoral estaba organizada. No dijo mentiras nunca: las mentiras son las nuestras, y perdón por incluirme en esa masa de "delirantes obsesivos" (dice él), lo hago por solidaridad con los acusados.

Todo tiene mucho interés. Es una representación de un españolismo inalterable y llamado a desaparecer, como desapareció él y sus clones Acebes y Zaplana (¡qué miradas de amor le dirigían!) en la elección, y se aparecen ahora. No digo "españolismo" como podría decirlo un autonomista, un nacionalista, sino como español limpio de obsesiones, aunque me queden algunas heridas causadas por los "nacionales", sino con el susto de pensar que pueden volver, como pedía la dama oscura de Madrid, rompiendo esta legislatura. Aparte de sus raras profecías sobre un pasado que fue de otra manera, las que hacen sobre el futuro no se van a cumplir. Lo que se dijo en la comisión no guarda relación ni proporción de lo que hace este Gobierno en lugar del suyo.

Archivado En