Crítica:POESÍA

A algunos les gusta la poesía

La poesía ya no sabe qué hacer para que la quieran. Abandonada en manos de poetas y profesores, busca a los lectores que dicen que no tiene. Wislawa Szymborska, que ha vuelto a la palestra, lo dijo así en un poema cuyo título reza A algunos les gusta la poesía: "A algunos, / es decir, no a todos. / Ni siquiera a los más, sino a los menos. / Sin contar las escuelas, donde es obligatoria, / y a los mismos poetas, / serán dos de cada mil personas".

Visor pidió a una serie de habituales de la cosa lírica que seleccionaran su poema favorito del siglo XX. Dos volúmenes vienen ahora a c...

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La poesía ya no sabe qué hacer para que la quieran. Abandonada en manos de poetas y profesores, busca a los lectores que dicen que no tiene. Wislawa Szymborska, que ha vuelto a la palestra, lo dijo así en un poema cuyo título reza A algunos les gusta la poesía: "A algunos, / es decir, no a todos. / Ni siquiera a los más, sino a los menos. / Sin contar las escuelas, donde es obligatoria, / y a los mismos poetas, / serán dos de cada mil personas".

Hace un año, la editorial

Visor pidió a una serie de habituales de la cosa lírica que seleccionaran su poema favorito del siglo XX. Dos volúmenes vienen ahora a continuar esa línea que mezcla las tradiciones de "la casa recomienda" y la de la petición del oyente. Miguel Munárriz toma la línea más corta entre dos puntos: Poesía para los que leen prosa. El título, como él mismo recuerda, tiene como hermano mayor el clásico de Hans Magnus Enzensberger Poesía para los que no leen poesía. En su honor, precisamente, se reproduce el poema 'Para un libro de estudios superiores': "no leas odas, hijo mío: lee los horarios de trenes. / son más exactos". Munárriz ha seguido dos vías en su proyecto. Por un lado, él mismo realiza una antología de versos con argumento. En ese apartado aparecen composiciones de, entre otros, Atxaga, Benedetti, Borges, Octavio Paz, Juaristi y Jaime Sabines. Por otro lado, el antólogo ha preguntado por su poema favorito a personajes públicos como Ana Belén (Ángel González), Lorena Berdún (Gregorio García Suárez), Javier Cercas (Rubén Darío), Mercedes Milá (Cavafis) o Leonor Watling (César Vallejo).

Estrategia parecida es la que han seguido Anthony L. Geist y Álvaro Salvador para su Cartografía poética. Así, han invitado a 54 poetas españoles a escribir sobre su poema preferido. El resultado es más compacto que en el caso anterior dado que aquí los seleccionadores explican por escrito el motivo de su selección. Este canon múltiple defraudará a pocos. Los profanos encontrarán una selección en la que están todos los esperables (de San Juan de la Cruz a José Hierro pasando por Juan Ramón Jiménez, Leopardi y Auden) y varios de los inesperados (Linda Pastan, Anne Sexton o un Álvaro de Campos vía Víctor Botas que resulta el mejor compañero de viaje del que lo recomienda, José Luis Piquero: "Jamás conocí a nadie a quien le hubiesen partido la cara"). Los enterados (esos dos mil que dicen los optimistas y que los realistas dejan en quinientos) se encontrarán con que algunos de los invitados traducen con buen pulso el poema que presentan (Sánchez Robayna a Wallace Stevens; Luis Antonio de Villena a Cavafis; Miguel Ángel Velasco a Baudelaire; Roger Wolfe a Delmore Schwartz). Leopoldo María Panero, por cierto, se presenta a sí mismo. Los poetas ya no saben qué hacer para que los lean.

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