Crítica:ESTRENOS | 'Alien Vs. Predator'

La gallina reponedora

En Hollywood ya no se conforman con las interminables secuelas de una historia; con los remakes de sus propios productos o de películas extranjeras de éxito; con las precuelas (vocablo que define a la secuela que se retrotrae en el tiempo para contar un episodio anterior al original), y con los spin off (término inglés que bautiza la operación por la cual un personaje secundario de una película pasa a ser protagonista de otra). Ahora la moda en la cada vez menos (¿o será más?) imaginativa industria americana es la mezcla de dos productos franquicia, de los que cada uno ya ...

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En Hollywood ya no se conforman con las interminables secuelas de una historia; con los remakes de sus propios productos o de películas extranjeras de éxito; con las precuelas (vocablo que define a la secuela que se retrotrae en el tiempo para contar un episodio anterior al original), y con los spin off (término inglés que bautiza la operación por la cual un personaje secundario de una película pasa a ser protagonista de otra). Ahora la moda en la cada vez menos (¿o será más?) imaginativa industria americana es la mezcla de dos productos franquicia, de los que cada uno ya ha ofrecido secuelas hasta al hartazgo, para formar un ¿nuevo? artículo de lujo. Tras Freddy contra Jason y el batiburrillo de Van Helsing nos llega Alien vs. Predator.

ALIEN VS. PREDATOR

Dirección: Paul W. S. Anderson. Intérpretes: Raoul Bova, Sanaa Lathan, Lance Henriksen, Ewen Bremmer. Género: terror. EE UU, 2004. Duración: 101 minutos.

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En medio de ambos extraterrestres, los productores no tienen más remedio que colocar a unos cuantos seres humanos, interpretados por actores de tercera fila, para que hagan bulto y, sobre todo, mueran a manos de los protagonistas. Mientras, la dirección se encarga a un nombre menor que ejerce como mediador entre los productores, que ponen el dinero, y el público, que lo devuelve. Así, Alien vs. Predator es un simple y llano más de lo mismo multiplicado por dos. Aquí el objetivo es ahorrar dinero en la venta de la imagen de un nuevo monstruo, ya que el espectador no necesita que le presenten a Alien ni a Depredador desde que Ridley Scott y John McTiernan iniciaran sus series en 1979 y 1987, respectivamente. Y para que la gallina de los huevos de oro continúe con su trabajo, el final es tan abierto que ya nos tememos una nueva serie de la mezcla de sagas.

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