AL VOLANTE | PRUEBA

Confort y bajo consumo

El Lancia Musa es un coche original que se distingue por su diseño, pero aporta un interior muy flexible y muchas soluciones que refuerzan su funcionalidad familiar. Ofrece la posición de conducción alta de los monovolúmenes, muy cómoda en ciudad y apta para cualquier estatura. En cambio, los asientos, poco envolventes, penalizan el confort.

La versión superior del Musa monta el motor 1.9 JTD de 100 CV. Incluye avances como el raíl común de segunda generación (más presión y hasta cinco fases de inyección), que aumenta la potencia y las prestaciones y reduce el consumo, la sonoridad y la...

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El Lancia Musa es un coche original que se distingue por su diseño, pero aporta un interior muy flexible y muchas soluciones que refuerzan su funcionalidad familiar. Ofrece la posición de conducción alta de los monovolúmenes, muy cómoda en ciudad y apta para cualquier estatura. En cambio, los asientos, poco envolventes, penalizan el confort.

Un turbodiésel muy apropiado

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La versión superior del Musa monta el motor 1.9 JTD de 100 CV. Incluye avances como el raíl común de segunda generación (más presión y hasta cinco fases de inyección), que aumenta la potencia y las prestaciones y reduce el consumo, la sonoridad y las emisiones. Esta mecánica va unida a un cambio manual de cinco marchas que se acciona desde la consola central y evita separar la mano del volante. Y entre la potencia del motor y unas relaciones de cambio muy apropiadas, ofrece unas prestaciones bastante correctas para mover el peso en todas partes.

El motor, silencioso y sin vibraciones, responde bien casi desde el ralentí y se estira con alegría por encima de las 4.000 vueltas. Y el conjunto aporta una conducción fácil. En ciudad circula con agilidad y es muy manejable, aunque la unidad de pruebas tenía un embrague de tacto muy brusco e incómodo que exigía precisión al soltar el pedal para no dar tirones y calarlo en los semáforos. Pero en carretera llanea con soltura, mantiene los ritmos de crucero con desahogo, y la fuerza del motor a medio régimen permite afrontar las subidas sin perder velocidad ni reducir, incluso con carga.

Otra gran virtud de esta versión es un consumo entre los más bajos del mercado: menos de seis litros en conducción suave y alrededor de ocho en tráfico urbano y estirando las marchas.

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Comportamiento mejorable

El chasis y las suspensiones están equilibrados y hacen que el Musa transmita sensación de solidez incluso en pisos deteriorados. Sin embargo, las ruedas anchas de la unidad de pruebas (205/50/16) aumentan el agarre y el aplomo, pero también provocan que las inercias y los balanceos laterales sean superiores a lo deseable. Además, la dirección, aunque cuenta con un doble programa que reduce el giro del volante en ciudad para facilitar las maniobras, es lenta en carretera, exige girar mucho el volante y hace que le cueste entrar en los virajes cerrados.

Estos detalles, junto a la mala sujeción de los asientos, penalizan la calidad de conducción y el confort, principalmente en trazados virados, que exigen conducir con suavidad. Pero por lo demás es noble y tiene una estabilidad correcta que da seguridad. Y permite viajar con el coche bien asentado en la carretera sin cansar a los ocupantes. Los frenos, a pesar de llevar tambores traseros en vez de discos, paran bien e incluyen un buen ABS. Pero el control de estabilidad ESP, muy recomendable, hay que pagarlo aparte y es más caro que en otros rivales (630 euros).

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