Reportaje:

Piedras que hablan de lo cotidiano

Córdoba acoge unas jornadas arqueológicas dedicadas al ocio y a la vida cotidiana de los pobladores de la Península

La dama de Elche era "un buen partido" o, al menos, eso querría ella que los hombres pensaran al verla. Joyas, peinados refinados, opulencia... El profesor José Luis Escacena explica que, en definitiva, el mensaje que manda la representación de esta mujer es "yo puedo aportar mucho al matrimonio".

Escacena, profesor de la Universidad Hispalense, abrió ayer las V Jornadas Cordobesas de Arqueología Andaluza, que tendrán lugar en la Facultad de Filosofía y Letras hasta el próximo viernes. La ponencia del profesor de la Hispalense se tituló Sobre el sexo de los iberos.

Según E...

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La dama de Elche era "un buen partido" o, al menos, eso querría ella que los hombres pensaran al verla. Joyas, peinados refinados, opulencia... El profesor José Luis Escacena explica que, en definitiva, el mensaje que manda la representación de esta mujer es "yo puedo aportar mucho al matrimonio".

Escacena, profesor de la Universidad Hispalense, abrió ayer las V Jornadas Cordobesas de Arqueología Andaluza, que tendrán lugar en la Facultad de Filosofía y Letras hasta el próximo viernes. La ponencia del profesor de la Hispalense se tituló Sobre el sexo de los iberos.

Según Escacena, en la sociedad ibera el rol que desempeñaba la mujer era el de esposa y madre, y potenciaba los atributos que más le iban a favorecer para estas labores. El objetivo era atraer al varón. ¿Y cuál era el rol del hombre? "El de defensor de la familia (...) Por eso, se le representa como el hombre armado, con escudo, espada y pene". Escacena cuenta que se han encontrado restos de figuritas iberas de guerreros con el pene erecto. El profesor explica que se trata de exvotos, unas ofrendas que las jóvenes daban a las divinidades cuando se les concedía su objeto de deseo.

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A través de los restos arqueológicos se pueden averiguar cosas como los roles de género en las sociedades prerrománicas. Y también se puede saber cómo ocupaban el tiempo libre los habitantes de la Península hace decenas de siglos. Ese es el planteamiento que han querido mantener los organizadores de las jornadas, que en esta quinta edición están dedicadas a "la arqueología del ocio y de la vida cotidiana", según su director, José Antonio Garriguet. Las 185 personas, procedentes de universidades andaluzas y españolas, que participan en las jornadas descubrirán que los restos también hablan del día a día.

"Nos hemos querido centrar en el ocio en la época romana y medieval, aunque también tenemos ponencias sobre los pueblos islámicos e iberos", afirma el Garriguet. ¿Y que mejor escenario para completar lo que se habla dentro de las aulas que Córdoba? Por la tarde, después de las charlas, se realizarán itinerarios arqueológicos para ver las huellas que dejaron en la ciudad romanos, musulmanes, judíos...

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Si las piedras hablan del pasado cotidiano, los huesos también, y no sólo los de los humanos. Otra de las ponencias que se desarrolló ayer se tituló Entre el ritual y la dieta alimenticia: consumo de cánidos en la Iberia antigua. Eduardo Ferrer, profesor de Universidad Hispalense, explicó que se han encontrado restos óseos de perros que confirman que sirvieron de alimento a fenicios, celtas, griegos... Todos comían perros. Incluso, según Ferrer, los canes eran ofrecidos a los dioses.

Las costumbres han cambiado. Ya no se comen perros en Occidente, ni tampoco la mujer está obligada a desempeñar sólo el papel de esposa y madre, aunque, según explica Escacena, todavía perdura algo del antiguo modelo de relación entre hombres y mujeres.

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