El líder de la izquierda uruguaya ofrece un Gobierno plural si gana las elecciones

Tabaré Vázquez, favorito de los comicios de mañana, anuncia cambios sin sobresaltos

Confiado en la victoria en las elecciones presidenciales uruguayas de mañana, el candidato del Frente Amplio (coalición de izquierda), Tabaré Vázquez, tendió la mano a sus adversarios al expresar la voluntad de integrar a otras fuerzas políticas en un Gobierno de amplia base y en empresas públicas, siempre y cuando "haya acuerdos programáticos". Ése será su "primer gesto" como presidente si gana los comicios, según anunció ayer en Montevideo en una reunión con un grupo de corresponsales extranjeros.

"Gobernar para el cambio y gobernar con la gente" son las principales promesas de Vázque...

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Confiado en la victoria en las elecciones presidenciales uruguayas de mañana, el candidato del Frente Amplio (coalición de izquierda), Tabaré Vázquez, tendió la mano a sus adversarios al expresar la voluntad de integrar a otras fuerzas políticas en un Gobierno de amplia base y en empresas públicas, siempre y cuando "haya acuerdos programáticos". Ése será su "primer gesto" como presidente si gana los comicios, según anunció ayer en Montevideo en una reunión con un grupo de corresponsales extranjeros.

"Gobernar para el cambio y gobernar con la gente" son las principales promesas de Vázquez si mañana se convierte en el primer presidente de izquierda en la historia de Uruguay. Cambio sin sobresaltos, insiste el candidato favorito, que pretende desplazar del poder a los dos partidos hegemónicos -Colorado y Nacional (Blanco)- que gobiernan desde el siglo XIX. El líder de la coalición opositora reiteró su vocación de presidir un Gobierno responsable con esta frase: "Dentro de la Constitución todo, fuera nada".

Dio algunos ejemplos de su voluntad de cumplir y hacer cumplir las leyes, aun cuando no sean de su gusto. Por ejemplo, a la hora de exigir responsabilidades por las violaciones de derechos humanos perpetradas por el Estado durante la dictadura (1973-1984). Lo impide la Ley de Caducidad, ratificada en consulta popular en 1989, que impide el castigo penal a los militares implicados en los crímenes cometidos en el pasado. "Intentamos la derogación de esta ley, pero lamentablemente perdimos el plebiscito. Tenemos que aceptar el resultado", dijo Vázquez, que prometió que, si es elegido presidente, pondrá todo su empeño en hacer cumplir el artículo cuarto de dicha ley, que insta al Gobierno a investigar el paradero de los detenidos-desaparecidos durante la dictadura, lo que no ha sucedido hasta la fecha.

Un primer desafío para el próximo presidente será la negociación de la deuda, la más elevada de la historia de Uruguay (100% del producto interior bruto) a causa de la devaluación del peso y la grave crisis financiera de 2002. Los acreedores son, por una parte, los inversores privados y, por otra, los organismos financieros internacionales. La primera parte de la deuda fue objeto de un canje, que retrasó los vencimientos a los años 2010 y 2011. Asimismo, Uruguay tiene firmado un acuerdo con el FMI que vence el 31 de marzo próximo y que el Frente Amplio pretende renegociar si llega al Gobierno. "Queremos discutir nuevos términos del acuerdo para flexibilizar las condiciones de pago, ya que las exigencias son muy fuertes para los dos próximos años", señaló Danilo Astori, candidato a ministro de Economía.

En varios terrenos de política económica, el Frente Amplio ha preferido mantener cierta ambigüedad, como en el caso del mantenimiento del secreto bancario, que, según Astori, se mantendrá salvo en casos excepcionales, "como la evasión fiscal". Otra de las incógnitas es la relación que mantendrá Uruguay con el Mercosur, que durante el mandato del presidente Jorge Batlle (Partido Colorado) ha tenido varios encontronazos. Tabaré Vázquez reiteró ayer que "es una prioridad estratégica", pero recordó las asimetrías de dicho organismo al señalar que Uruguay es un país pequeño entre dos gigantes (Brasil y Argentina). Un eventual Gobierno del Frente Amplio será, según afirma el candidato a presidente, "un Gobierno con una fuerte sensibilidad social, con un programa para atender las situaciones de emergencia, sin caer en el asistencialismo".

Simpatizantes del Partido Nacional (Blanco), en el acto final de campaña en Montevideo.REUTERS
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