Uruguay se prepara para girar a la izquierda por primera vez en 170 años

El Frente Amplio logra una movilización masiva

El cambio de rumbo político en Uruguay parece irreversible después de las elecciones presidenciales del domingo. Tabaré Vázquez, candidato de la coalición de izquierda Encuentro Progresista-Frente Amplio, es el máximo favorito; diversas encuestas vaticinan que en la primera vuelta obtendrá los votos necesarios (más del 50%) para ser elegido presidente. Los pronósticos coinciden en que su coalición obtendrá la mayoría en las dos Cámaras del Congreso.

El miércoles por la noche, los del Frente Amplio cerraron la campaña electoral con la mayor movilización de masas que se recuerda en Urugua...

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El cambio de rumbo político en Uruguay parece irreversible después de las elecciones presidenciales del domingo. Tabaré Vázquez, candidato de la coalición de izquierda Encuentro Progresista-Frente Amplio, es el máximo favorito; diversas encuestas vaticinan que en la primera vuelta obtendrá los votos necesarios (más del 50%) para ser elegido presidente. Los pronósticos coinciden en que su coalición obtendrá la mayoría en las dos Cámaras del Congreso.

El miércoles por la noche, los del Frente Amplio cerraron la campaña electoral con la mayor movilización de masas que se recuerda en Uruguay. Unas 300.000 personas, según los organizadores, se congregaron en el centro de Montevideo para escuchar al candidato Vázquez por último día y convencidos de que el próximo discurso lo hará como presidente electo.

"Las urnas de todo Uruguay explotarán de votos del Frente Amplio", dijo Vázquez ante la euforia de sus seguidores. Militantes y simpatizantes de la coalición procedentes de todo el país tomaron la capital uruguaya con la enseña tricolor de la coalición. No fue sólo una demostración de apoyo al candidato, sino también una prueba de fuerza de quienes creen llegada la hora de un cambio político histórico, después de 170 años de reparto del poder entre el Partido Colorado y el Partido Nacional, también llamado Blanco.

El desgaste de estas dos fuerzas explica el avance del frente de izquierdas. Desde la recuperación de la democracia, en 1984, el caudal de votos obtenido por el Frente Amplio en cada elección ha ido en aumento. El principal Ayuntamiento del país, Montevideo, está en su poder desde 1990 y varios de los líderes que durante la dictadura estuvieron en la cárcel o el exilio son hoy parlamentarios.

El voto del miedo

En esta contienda electoral, la peor parte la llevará el partido gobernante, el Colorado, al que los sondeos apenas le atribuyen el 11% de la intención de voto. El oficialismo ha apelado, como en campañas anteriores e incluso con mayor virulencia, al voto del miedo para impedir la victoria del Frente Amplio, y ha tratado de convertir las elecciones en un dilema entre el caos y el orden. La propaganda del Partido Colorado ha recordado con insistencia el pasado de la principal agrupación del Frente Amplio, el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, la antigua organización guerrillera que puso en jaque al Estado en los años setenta y renunció hace años a la violencia, y está integrada plenamente a la vida política y parlamentaria.

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La guerra de descalificaciones en la recta final de campaña ha tenido dos protagonistas de peso: Julio María Sanguinetti, ex presidente de la República y líder del Foro Batllista (integrante del Partido Colorado), y José Mujica, antiguo guerrillero tupamaro y hoy senador del Frente Amplio. La propaganda del foro ha tratado a los Tupamaros de asesinos y ha puesto en duda su vocación democrática. En su réplica, Mujica ha recordado un antiguo escándalo relacionado con la concesión de una planta procesadora de pescado en la ciudad de Rocha, en el que estuvo implicado un hijo de Sanguinetti, hoy diputado.

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