Entrevista:

"El peligro está en ignorar a China"

Germán Lorenzo, director de Asia en MCC, explica la estrategia en el país oriental

Germán Lorenzo, de 39 años, lo suelta sin dudar un segundo: "No apostar por China podría haber puesto en peligro nuestra propia supervivencia. El peligro no es estar en China, sino ignorarla". Así lo asegura, en una entrevista telefónica, este licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto, que inició su carrera profesional en MCC en 1992. Entre 1998 y 2001 vivió en Hong Kong, donde trabajó en la oficina de compras que el grupo de distribución Eroski tiene en la ex colonia británica.

Pregunta. ¿Por qué entró Mondragón en China?

Respuesta. Las palabras claves son...

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Germán Lorenzo, de 39 años, lo suelta sin dudar un segundo: "No apostar por China podría haber puesto en peligro nuestra propia supervivencia. El peligro no es estar en China, sino ignorarla". Así lo asegura, en una entrevista telefónica, este licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto, que inició su carrera profesional en MCC en 1992. Entre 1998 y 2001 vivió en Hong Kong, donde trabajó en la oficina de compras que el grupo de distribución Eroski tiene en la ex colonia británica.

Pregunta. ¿Por qué entró Mondragón en China?

Respuesta. Las palabras claves son competitividad sostenida. Ignorar a China sería un error estratégico, probablemente irreparable para muchos de nuestros negocios. Un grupo como Mondragón, con una vocación global, no puede permitirse ese lujo. Nuestro objetivo es convertir esta amenaza en oportunidad para lograr una ventaja competitiva.

"El nivel de sacrificio [de los empleados], el tiempo y la dedicación incombustible al trabajo no lo he visto en ninguna otra parte del mundo"
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P. ¿Cuáles son los riesgos de invertir en este país?

R. Abordar el mercado con ingenuidad y una excesiva ambición, buscando demasiado rápido la rentabilidad. Nosotros tenemos en China una política de inversión por fases, con un criterio de prudencia, siguiendo el principio de inversión mínima e incrementándola en función de los objetivos conseguidos y de la curva de aprendizaje.

P. El proceso de transformación que está viviendo China ¿es similar a los que experimentaron Japón y Corea del Sur?

R. Son comparables, pero no totalmente. En primer lugar, hay una diferencia de tamaño. Luego, en Japón se produjo más de una revolución en el ámbito de la dirección de empresas y de la gestión técnica y organizativa. Utilizó la tecnología estadounidense en contra de la propia industria estadounidense, y de la europea. Y en Corea ha sido parecido. China es diferente. Aquí se trata más de un asunto de costes de producción. Pasará algún tiempo hasta que China llegue al nivel de internacionalización conseguido por las corporaciones de estos dos países.

P. ¿Cuáles son las principales dificultades a las que se ha enfrentado MCC?

R. China es un mercado muy complejo, altamente competitivo, alejado física y culturalmente de nuestros parámetros occidentales. En este país hace falta tiempo para implantar una dinámica de trabajo correcta, conseguir equipos humanos de confianza. Y hace falta tiempo para entender las especificidades del mercado. El problema es que China está cambiando muy rápido, así que no dispones de tiempo. Es necesario cambiar los parámetros mentales y contar con equipos de alto rendimiento. A esto hay que sumar lo que todos conocemos, como la burocracia o las infracciones de la propiedad intelectual.

P. La creciente presencia de MCC en China, ¿no es una amenaza para los puestos de trabajo del grupo en España?

R. Más que deslocalizar la producción en sí, nuestro objetivo en China siempre ha sido mejorar la competitividad de nuestros negocios y aumentar el potencial de las ventas para mantener y ampliar los puestos de trabajo aquí. La amenaza habría sido lo contrario, no apostar a tiempo por China, debido a su agresividad comercial y su gran competitividad productiva. Y en este sentido ha sido un éxito, porque hemos conseguido no sólo no perder empleos aquí sino aumentarlos.

P. ¿Por qué es tan competitiva China?

R. Por un lado, es una cuestión del bajo coste de la mano de obra que, además, es inagotable, por lo que su bajo precio durará aún mucho tiempo. Estas razones hacen también que los costes de inversión y de amortización se reduzcan, ya que se utilizan procesos productivos desautomatizados, intensivos en mano de obra. Por otro lado, los terrenos, los inmuebles y las instalaciones son más baratas. A esto hay que añadir la política del Gobierno de ayudas a la implantación en las Zonas Económicas Especiales, los incentivos fiscales, los créditos blandos y a fondo perdido, y un factor diferencial único chino: la intensidad de la ambición y la seriedad de propósito de su población por prosperar y acumular riqueza. Ese nivel de sacrificio, el tiempo y la dedicación incombustible al trabajo no lo he visto en ninguna otra parte del mundo.

P. Pero, ¿no hay una burbuja de entusiasmo sobre China?

R. Sí que hay cierta moda, y puede ser peligroso. No hay que dejarse llevar por esta inercia inversionista, pero a China le quedan bastantes años de fuerte crecimiento.

P. ¿Qué consejo daría a quien se esté planteando invertir en el gigante asiático?

R. Hay una norma en el grupo: cumplir la regla de las tres aes, las tres pes y las tres ces. Las tres aes son analizar, analizar y analizar; las tres pes, preparación, preparación y preparación, y las tres ces, control, control y control. Y a la vez hay que responder a otras preguntas estratégicas: ¿está China preparada para mi producto?, ¿estoy yo, como empresa, preparado para China? Hay que estar dispuesto a dedicar el tiempo y los recursos necesarios. China no es fácil, y el equipo humano es clave para el éxito. Y hay que analizar el proyecto con realismo y no dejarse llevar por espejismos chinos.

Germán Lorenzo, director de Asia en MCC.

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