Editorial:

Empleo de la mujer

En España, el paro femenino (15,2%) es casi el doble que el de los hombres (8%). Una diferencia tan grande no se produce en otros países de desarrollo similar.

El grado de integración de la mujer en el mercado laboral es del 43%, frente a porcentajes en torno al 75% en los países nórdicos. Un estudio encargado por el Parlamento Europeo, que se ha conocido esta semana, concluye que existe una relación entre gasto público en protección social y empleo femenino.

Entre los 15 miembros de la UE antes de la última ampliación, España era el país con mayor tasa de paro entre las mujeres ...

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En España, el paro femenino (15,2%) es casi el doble que el de los hombres (8%). Una diferencia tan grande no se produce en otros países de desarrollo similar.

El grado de integración de la mujer en el mercado laboral es del 43%, frente a porcentajes en torno al 75% en los países nórdicos. Un estudio encargado por el Parlamento Europeo, que se ha conocido esta semana, concluye que existe una relación entre gasto público en protección social y empleo femenino.

Entre los 15 miembros de la UE antes de la última ampliación, España era el país con mayor tasa de paro entre las mujeres en edad de trabajar. Al mismo tiempo, ocupaba el penúltimo lugar en gasto per cápita en protección social. La compatibilidad entre vida familiar y vida profesional, objeto del estudio, depende en buena medida de la existencia de ayudas familiares en volumen suficiente, especialmente de una red de guarderías eficientes a precios razonables y de servicios de atención a ancianos y personas dependientes. El gasto en protección social ha aumentado considerablemente en España en los últimos 25 años, pero está todavía siete puntos por debajo de la media de la UE.

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El efecto de un mayor esfuerzo presupuestario en ese campo sería doble: estimularía la integración en el mercado laboral de mujeres con hijos o personas mayores a su cargo y crearía puestos de trabajo en esos sectores asistenciales, generadores de empleos especialmente solicitados por mujeres.

A mediados de los años noventa hubo en Francia un gran debate sobre el plan de empleo presentado por la ministra socialista Martine Aubry. Con independencia de otras cuestiones más discutibles, el plan tenía el mérito de explorar vacíos existentes en el mercado laboral, y precisamente en esos sectores cuya existencia favorece por partida doble el empleo femenino.

Algo así, reforzado con estímulos a la participación del sector privado en la creación de esos puestos laborales, podría dar a la izquierda gobernante la posibilidad de demostrar que es posible desplegar una política con mayor acento social, que sea a la vez fuente de crecimiento y de empleo, así como garantía de la financiación futura de las pensiones.

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