La última reforma fiscal del PP benefició a las rentas del capital, especialmente a los arrendadores de pisos

La reforma fiscal que el anterior Gobierno introdujo en 2003 favoreció especialmente a los perceptores de rentas del capital, entre ellos, los arrendadores de pisos. Esta idea, frecuentemente aireada por los partidos de izquierda, entonces en la oposición, y los sindicatos, vertebra un reciente análisis del Instituto de Estudios Fiscales, dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda. La nueva norma fiscal, que rebajó los tipos máximos y mínimos del IRPF y estableció una nueva deducción por maternidad, ha supuesto una pérdida de recaudación del 15% y una ganancia de renta para las familias...

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La reforma fiscal que el anterior Gobierno introdujo en 2003 favoreció especialmente a los perceptores de rentas del capital, entre ellos, los arrendadores de pisos. Esta idea, frecuentemente aireada por los partidos de izquierda, entonces en la oposición, y los sindicatos, vertebra un reciente análisis del Instituto de Estudios Fiscales, dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda. La nueva norma fiscal, que rebajó los tipos máximos y mínimos del IRPF y estableció una nueva deducción por maternidad, ha supuesto una pérdida de recaudación del 15% y una ganancia de renta para las familias cercana al 2%.

"Son los hogares de mayor capacidad económica los más beneficiados con la reforma en términos de renta neta", afirma el documento Situación sobre los hogares españoles de la reforma del IRPF de 2003, que detalla los integrantes de ese colectivo. En primer lugar, los que tienen el capital como principal fuente de ingresos, que aumentaron su renta un 5,86%. Dentro de este grupo, los cambios han afectado especialmente a las familias cuyos ingresos provienen fundamentalmente del alquiler de viviendas. En la reforma de 2003, el Gobierno introdujo una deducción de hasta el 50% en los ingresos netos (descontados los gastos) por alquiler para el propietario. Es decir, la mitad de ese dinero puede librarse de tributación. El estudio subraya la necesidad de observar los datos con cautela, "debido a la fuerte infradeclaración de este tipo de rentas [las del alquiler]".

Los autores del trabajo evidencian un doble efecto de la reforma. La nueva distribución del impuesto, que rebajó el tipo máximo del 48% al 45% y el mínimo del 18% al 15%, contribuye a una mayor progresividad (grava proporcionalmente más a quien tiene mayor renta). Sin embargo, la pérdida de recaudación genera un IRPF "con menor capacidad redistributiva", pues Hacienda dispone de menos fondos para transferir de las rentas altas a las bajas.

Las novedades fiscales impusieron, además, una cierta discriminación para los hogares monoparentales. "La reforma ofrece menores ganancias a los hogares monoparentales que a los de características equivalentes (según edad y sexo) formados por parejas", concluye.

El estudio dedica un capítulo a la deducción de 1.200 euros anuales para las madres trabajadoras con hijos menores de tres años. Ese colectivo ha aumentado su renta anual en 1.427 euros, con una pérdida de 733 millones para Hacienda. La ayuda ha elevado un exiguo 1% la participación laboral de la mujer en esa situación, principal objetivo de la medida, según el estudio.

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