Crítica:POESÍA

Volcánico y dulce

Setenta y cinco volúmenes comprende -de momento- el proyecto de edición de las obras completas de August Strindberg (1849-1912). En España, en los años ochenta, se empezó a traducir algo de este ingente compendio, pero, en la actualidad, sólo circulan entre nosotros algunas piezas dramáticas, aparte de La señorita Julia, y las novelas autobiográficas Inferno (Acantilado, 2002) y Solo (El Cobre, 2003). Y no porque estuviera olvidado. Strindberg, que revolucionó el teatro europeo y escribió la primera novela naturalista sueca, es un autor canónico, aunque muy poco leído. Sin...

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Setenta y cinco volúmenes comprende -de momento- el proyecto de edición de las obras completas de August Strindberg (1849-1912). En España, en los años ochenta, se empezó a traducir algo de este ingente compendio, pero, en la actualidad, sólo circulan entre nosotros algunas piezas dramáticas, aparte de La señorita Julia, y las novelas autobiográficas Inferno (Acantilado, 2002) y Solo (El Cobre, 2003). Y no porque estuviera olvidado. Strindberg, que revolucionó el teatro europeo y escribió la primera novela naturalista sueca, es un autor canónico, aunque muy poco leído. Sin embargo, las visiones del infierno del matrimonio, de los abismos entre las clases sociales o de las gloriosas y terribles alucinaciones de la mente hipersensible del torrencial sueco no han perdido un ápice de actualidad. Sus ficciones poseen una fuerza expresiva, un conocimiento psicológico y una garra crítica arrolladoras. "Me siento bien porque he leído a Strindberg", escribía Kafka en su diario. "¡Esta furia, estas páginas conseguidas a fuerza de puños!".

POESÍAS COMPLETAS

August Strindberg

Prólogo, traducción

y notas de Jesús Pardo

La Poesía, señor hidalgo

Barcelona, 2004

784 páginas. 22 euros

Hay que agradecer a la pe-

queña pero exquisita editorial barcelonesa La Poesía, señor hidalgo, haber publicado, en ejemplar edición bilingüe, el presente conjunto de poemas, generado entre 1883, cuando se publica el primer poemario, y 1909, año del último poema. Jesús Pardo dedicó largos años a la traducción de la poesía de su "padre y maestro mágico", y explica en un prólogo apasionante y novelesco las razones y vicisitudes de su fervor por la obra del polifacético creador nórdico: su entusiasmo fue tal que en seis meses aprendió sueco para leerlo en el idioma original. Pardo confiesa un grado de afinidad selectiva que debió de superar la profesionalidad probada del traductor. Su versión, más que un ejercicio de fidelidad textual, es un colosal capricho personal, que desgraciadamente no siempre ofrece soluciones felices ("Calle desierta en entreluz albeante, / Reptante se prolonga en lejanía").

A pesar de que Strindberg sólo ocasionalmente se dedicaba a la poesía, ésta refleja, especialmente la de la última década de su vida, un magisterio y una riqueza de pensamientos, imágenes, visiones y estados anímicos impresionantes. Especialmente notable es su talante sensual, que inunda los poemas de madurez de colores, aromas, aire y luz. Igual que de sus novelas y dramas, de su poesía se desprende la fuerza vital de la naturaleza, por un lado, y por otro la patología de la sociedad puritana de la época, sólo que se muestra menos lúgubre, más conciliador que en la prosa. Visto en conjunto, compone "una especie de crónica intelectual de la vida sueca de su tiempo", como señala Pardo. Lo fuerte de Strindberg es la recreación de color local que se despliega con enorme viveza en escenas callejeras o estampas paisajísticas. Eso no tendría mayor interés si no se vislumbrara siempre entre sus versos la existencia de un hombre brillante y desdichado, un temperamento volcánico y dulce a la vez, un intelectual mordaz y sentimental, que pasa del pathos juvenil de Fiebre de heridas a los anticipos expresionistas de Retruécanos y arte menor. Un poeta audaz, vigoroso, emotivo, cabal.

El escritor sueco Johan August Strindberg.

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