3.056 días de autogestión

"La Hamsa resiste" era el lema que se repetían con orgullo varios movimientos sociales y entidades vecinales que durante los 3.056 días de ocupación desarrollaron sus actividades en la antigua fábrica Hamsa.

Con el desalojo del edificio, a las 3.30 horas, se puso fin a un vivero de ideas y manifestaciones culturales. "La Hamsa era un proyecto para abrir un espacio social en el barrio de Sants que pronto se convirtió en un referente de los movimientos barceloneses", explica Iván, quien hasta la madrugada de ayer mantenía, junto con otras 15 personas, la guardia que iniciaron tras la orde...

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"La Hamsa resiste" era el lema que se repetían con orgullo varios movimientos sociales y entidades vecinales que durante los 3.056 días de ocupación desarrollaron sus actividades en la antigua fábrica Hamsa.

Con el desalojo del edificio, a las 3.30 horas, se puso fin a un vivero de ideas y manifestaciones culturales. "La Hamsa era un proyecto para abrir un espacio social en el barrio de Sants que pronto se convirtió en un referente de los movimientos barceloneses", explica Iván, quien hasta la madrugada de ayer mantenía, junto con otras 15 personas, la guardia que iniciaron tras la orden judicial de desalojo.

Durante los últimos ocho años, en la Hamsa se celebraron cientos de asambleas de todo tipo de entidades: movimientos antiglobalización, sindicatos, comités de trabajadores, vecinos y colectivos de insumisos. También fue un referente para la creación de nuevas experiencias culturales protagonizadas por los vecinos. "Deben de haber pasado miles de personas, puesto las actividades que se hacían estaban abiertas a todo el mundo. Cada semana organizábamos varios talleres, jornadas de formación, conferencias, reuniones de los diables y los esplais del barrio. Allí todos éramos usuarios y creadores", comentaba Iván sin poder ocultar su decepción.

En su opinión, la Hamsa constituyó un revulsivo para las asociaciones del barrio. Trabajaron sobre todo con el Centro Social de Sants, otro de los referentes barceloneses de la lucha vecinal. "Entendieron que los okupas de hoy mantenemos el espíritu de la batalla que emprendieron ellos en los setenta", afirma Iván. Para la mayor parte de los movimientos sociales, ayer cayó el que en los últimos tiempos ha sido todo un símbolo de la cultura "libre y autogestionada" en Barcelona.

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