AL VOLANTE | PRUEBA

Suavidad y confort

El S-Type se mantiene al día tras la última remodelación. No alcanza la sofisticación de sus rivales alemanes, pero tiene un estilo propio que le distingue. Y las mejoras se notan también en la conducción, con un tacto suave y preciso que hace disfrutar.

Este Jaguar estrena el motor 2.7 V6 biturbo de gasóleo desarrollado por Ford y Peugeot, una mecánica muy moderna y compacta: pesa 15 kilos más que un V6 equivalente de gasolina. Y ofrece los últimos avances: 24 válvulas, bloque de hierro y grafito, inyectores piezoeléctricos, raíl común, y, sobre todo, dos turbos de geometría variable, ...

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El S-Type se mantiene al día tras la última remodelación. No alcanza la sofisticación de sus rivales alemanes, pero tiene un estilo propio que le distingue. Y las mejoras se notan también en la conducción, con un tacto suave y preciso que hace disfrutar.

Diésel con dos turbos

Este Jaguar estrena el motor 2.7 V6 biturbo de gasóleo desarrollado por Ford y Peugeot, una mecánica muy moderna y compacta: pesa 15 kilos más que un V6 equivalente de gasolina. Y ofrece los últimos avances: 24 válvulas, bloque de hierro y grafito, inyectores piezoeléctricos, raíl común, y, sobre todo, dos turbos de geometría variable, la solución del futuro.

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El resultado es una potencia de 207 CV, récord en su cilindrada. Pero lo que más destaca es el tacto, tan refinado y silencioso que resulta difícil notar que es un diésel. Además lleva un cambio automático de seis marchas muy bien escalonado y ofrece unas prestaciones satisfactorias para viajar a cualquier ritmo, aunque no corre tanto como sus rivales alemanes, porque tiene menos cilindrada y algunos detalles mejorables. Así, le falta algo de fuerza por debajo de 1.500 vueltas, aunque sólo se aprecia con el cambio manual y sobre todo en ciudad. Y también tarda en responder al acelerador, como si los turbos se tomaran su tiempo. Estas dos carencias reducen un poco el brío en algunos momentos, pero apenas penalizan las prestaciones en carreteras amplias y autopista, donde muestra todas sus virtudes dinámicas y permite viajar con gran poderío (alcanza 227 km/h.).

Otra virtud del motor es un consumo comedido para lo que corre: menos de nueve litros en conducción tranquila y alrededor de 12 a ritmos rápidos y en ciudad.

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Máxima comodidad

Aunque la unidad de pruebas no llevaba la suspensión con amortiguación inteligente CATS (1.040 euros), que adapta los reglajes según el piso y la conducción, la de serie ofrece un compromiso ideal para viajar con el máximo confort y apenas sacrifica la eficacia. No es muy deportiva, pero filtra los baches en silencio y parece que flota sobre el asfalto, porque responde siempre sin la menor queja o sequedad. Todo esto, unido a una insonorización sobresaliente, convierte los viajes en un placer y devora los kilómetros sin cansar.

El S-Type tiene una buena estabilidad y obedece con docilidad y precisión en todas partes: balancea lo justo en las curvas y circula con mucho aplomo en zonas rápidas. Pero aunque permite mantener ritmos alegres con una respuesta algo deportiva, no invita a practicar una conducción agresiva. Y si se intenta, muestra sus carencias: responde con menos precisión, acusa más las inercias y pierde confort. En cambio, aceptando su carácter se disfruta su comodidad con seguridad porque incluye unos buenos frenos con ABS y las ayudas electrónicas a la conducción, como el ESP. Y da mucha confianza al conductor.

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