Reportaje:OFERTAS DE EMPLEO

Abogados con vocación internacional

Los grandes despachos buscan profesionales capaces de participar en operaciones que afectan a varios países

Los grandes despachos de abogados quieren profesionales que sean capaces de desenvolverse en operaciones internacionales, cada vez más habituales. Buscan abogados que dominen la normativa española, por supuesto, hablen perfectamente inglés y, si es posible, otros idiomas y hayan trabajado en otros países. Y están dispuestos a invertir en ello. La mayoría cuenta con programas de formación que incluyen la estancia en oficinas de otros países.

Un abogado de la oficina española de Freshfields, Bruckhaus Deringer, trabaja en Washington (Estados Unidos) para especializarse en derecho de la co...

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Los grandes despachos de abogados quieren profesionales que sean capaces de desenvolverse en operaciones internacionales, cada vez más habituales. Buscan abogados que dominen la normativa española, por supuesto, hablen perfectamente inglés y, si es posible, otros idiomas y hayan trabajado en otros países. Y están dispuestos a invertir en ello. La mayoría cuenta con programas de formación que incluyen la estancia en oficinas de otros países.

Es común que los despachos envíen a algunos de sus abogados a trabajar unos meses fuera de España

Un abogado de la oficina española de Freshfields, Bruckhaus Deringer, trabaja en Washington (Estados Unidos) para especializarse en derecho de la competencia. Dos compañeros suyos están en bufetes londinenses para familiarizarse aún más con temas financieros y de titulización. Y otro más se ha desplazado a París para mejorar sus conocimientos de fiscal. Como ellos, otro buen número de abogados españoles han sido desplazados a otros países por sus despachos con el objetivo de mejorar su formación internacional. La licenciatura en Derecho ya no basta. O como explica José María de Areilza, responsable de un nuevo Master en Asesoría Jurídica Internacional en el Instituto de Empresa, "hoy en día nadie puede ejercer el derecho sin entender el contexto empresarial y social, que cada vez es más global".

"Todos nuestros abogados tienen que ser capaces de participar en operaciones internacionales", resume Rafael Sebastián, socio de Uría & Menéndez. Probablemente esa frase la suscribirían buena parte de sus colegas de otros grandes despachos, como Garrigues, Cuatrecasas y los socios españoles de los bufetes internacionales, como Clifford Chance, Linklaters o Freshfields.

Lo cierto es que desde la entrada de España en la Unión Europea en 1986, sobre todo, estas firmas se han acostumbrado a asesorar a sus clientes en operaciones internacionales. Desde una salida a Bolsa que implique la colocación en distintos mercados -como la reciente de Tele 5-, una adquisición de una empresa de otro país o un arbitraje internacional, por poner sólo algunos ejemplos. Y se esfuerzan en formar a sus profesionales, a los que ya de entrada suelen pedir un excelente nivel de inglés y, si es posible, de otros idiomas. "Antes bastaba con saber derecho español, y ahora es muy importante saber lo que pasa en otros países", explica Fernando Bautista, socio de Freshfields.

Temporada fuera de España

Lo normal es que los despachos acometan la tarea de forma interna, con programas específicos. Lo más común es que envíen a algunos de sus abogados fuera de España durante una temporada, bien a su propia oficina o a otros despachos. En Uría & Menéndez, por ejemplo, suelen salir de España entre ocho y nueve profesionales cada año (entre abogados y socios superan los 350 profesionales).

Estas estancias, que suelen prolongarse entre seis y nueve meses, tienen lugar cuando el abogado ya ha empezado a especializarse en algún área del derecho, lo que suele ocurrir a los tres o cuatro años de ejercicio profesional, coinciden las distintas fuentes consultadas.

Los traslados a otro país son sólo la parte más visible de los programas de formación de los despachos con vocación internacional, que incluyen también la asistencia a cursos específicos o reuniones periódicas con socios y abogados que trabajan en el mismo área en otro país.

Clifford Chance, que tiene casi 150 abogados en Madrid y Barcelona, tiene un modelo algo distinto. Es lo que ellos llaman The Academy (la academia), un centro de formación internacional al que acuden abogados de todo el mundo y cuya sede europea está en Amsterdam (Holanda). Clifford tiene más de 7.000 abogados en 30 oficinas repartidas por el mundo.

En esta academia se imparten cursos obligatorios y de carácter voluntario, de contenido jurídico y de otras materias, como negociación, comunicación o gestión de clientes. Durante los primeros cuatro años en la firma, los abogados deben seguir al menos uno de éstos últimos, que duran entre dos y tres años, cada año, así como los seminarios jurídicos correspondientes a su área de ejercicio. En los últimos 12 meses los abogados españoles de Clifford han seguido 253 de estos cursos y Javier Mourelos, responsable de formación del despacho, calcula que esta presencia aumentará un 10% en los próximos meses. Para Mourelos "es fundamental complementar la formación local con una formación más global". Lógicamente hay áreas dentro de un despacho más sensibles a esta internacionalización. Es el caso del derecho mercantil y tributario o de la competencia.

El resultado de la internacionalización de los despachos es una figura cada vez más común: el abogado nómada, que es capaz de trabajar fuera de España. Lo resume el portavoz de Freshfields: "La idea y nuestra ilusión es que los abogados españoles sean capaces de cerrar una operación, por ejemplo, en Polonia".

Escasa formación de posgrado específica

Los estudiantes de Derecho reciben formación básica sobre derecho internacional de los negocios. En los últimos años han aparecido algunos cursos de posgrado específicos que tratan de mejorar esos conocimientos, aunque aún son pocos. El último de ellos es el Master en Asesoría Jurídica Internacional del Instituto de Empresa, cuya primera promoción empezará a trabajar en octubre.

"Buscamos licenciados en Derecho que quieran desarrollar su carrera en un ámbito internacional porque es el futuro", explica José María de Areilza, responsable del programa. El objetivo es que, en los 10 meses del curso, que exige dedicación completa, los alumnos sean capaces de desenvolverse en un entorno internacional. "El derecho ya empieza a viajar tan bien como la gestión, cada vez está más globalizado", asegura De Areilza, quien cita como ejemplo "el emergente derecho de las transacciones internacionales".

El master utiliza el método del caso, como cualquier master en Administración y Dirección de Empresas (MBA), que enfrenta a los estudiantes con problemas reales. En este caso, se han recopilado 500 casos distintos de arbitraje internacional, operaciones de compra-venta o crisis empresariales. Además de los contenidos específicos de derecho, los alumnos recibirán formación en habilidades directivas, como liderazgo o negociación.

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