Una artista exhibe en el Santa Mónica el precio de su exposición

Coherente con la línea expositiva que presentó al principio de su andadura como director del Centro de Arte Santa Mónica, Ferran Barenblit ha presentado la programación de verano, compuesta por "cuatro propuestas específicas muy diferenciadas entre sí" que podrán verse hasta el 26 de septiembre. La pieza más curiosa es 16 facturas, de la artista alemana Maria Eichhorn. Tal como indica su título, consta de una carpeta que contiene las facturas y los recibos de lo que ha costado el proyecto, en total unos 15.000 euros. "La idea es transparentar algo que se hace con dinero público, descubr...

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Coherente con la línea expositiva que presentó al principio de su andadura como director del Centro de Arte Santa Mónica, Ferran Barenblit ha presentado la programación de verano, compuesta por "cuatro propuestas específicas muy diferenciadas entre sí" que podrán verse hasta el 26 de septiembre. La pieza más curiosa es 16 facturas, de la artista alemana Maria Eichhorn. Tal como indica su título, consta de una carpeta que contiene las facturas y los recibos de lo que ha costado el proyecto, en total unos 15.000 euros. "La idea es transparentar algo que se hace con dinero público, descubriendo los mecanismos económicos vinculados al sistema del arte que habitualmente quedan ocultos o disimulados", afirma Barenblit.

El espacio central del claustro está ocupado por Borrowed scenery (Escenario prestado), un proyecto del holandés Florian Göttke del que es comisario David Torres que reproduce un entorno para simios de los que habitualmente se utilizan en los jardines zoológicos y en los museos de ciencias naturales. "Se trata de un enorme ready-made que investiga nuestra percepción de los límites entre realidad y ficción", explicó David Torres, que en diciembre dejará su puesto en el Santa Mónica a Frederic Montornés.

La tercera propuesta, de la que es comisario el portugués Miguel von Hafe Pérez, es una obra audiovisual del lisboeta João Tabarra. En Apparent phenomena (estudio 1), Tabarra mezcla fotografía y vídeo en una proyección fragmentada en la que se ve al propio artista alimentar un fuego a lo largo de 24 horas en un entorno anónimo.

Por último, en la segunda planta se presenta una instalación audiovisual de Pep Duran en la que ha colaborado el artista Vacca. Mudo revela al visitante los pasos previos que conducen al vídeo final: primero los trajes y sombreros que llevan los actores, luego unas fotografías de ellos y finalmente un túnel sonoro con 11 cuadros esculturas que reproducen fragmentos de la arquitectura del lugar donde se desarrolla el vídeo. Éste muestra un espacio en el cual poco a poco van entrando una serie de personajes; mientras, una voz en off describe sus acciones.

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