Crítica:LIBROS

Democratizar las finanzas

Las finanzas constituyen una de las áreas del conocimiento económico que han registrado avances más destacados en las últimas décadas. El número de laureados con el Premio Nobel de Economía procedentes de esa área daría cuenta de la intensidad y calidad investigadora, al tiempo que la dinámica de innovación financiera y la amplitud de los correspondientes mercados harían lo propio con esa también mayor facilidad relativa para traducir en aplicaciones la generación de ese conocimiento. En ese éxito, la recepción a las aportaciones de otras disciplinas -desde las matemáticas a la psicología- ha ...

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Las finanzas constituyen una de las áreas del conocimiento económico que han registrado avances más destacados en las últimas décadas. El número de laureados con el Premio Nobel de Economía procedentes de esa área daría cuenta de la intensidad y calidad investigadora, al tiempo que la dinámica de innovación financiera y la amplitud de los correspondientes mercados harían lo propio con esa también mayor facilidad relativa para traducir en aplicaciones la generación de ese conocimiento. En ese éxito, la recepción a las aportaciones de otras disciplinas -desde las matemáticas a la psicología- ha sido fundamental. Los avances en las tecnologías de la información, por su parte, han contribuido a reducir la transición a la realidad (a la estructura operativa de los mercados financieros) de los resultados de esa fertilidad investigadora.

El nuevo orden financiero. El riesgo en el siglo XXI

Robert J. Shiller

Turner. Economía y Finanzas

ISBN 84-7506-663-1

Ese mayor grado de formalización y de tecnologización de las modernas finanzas ha impuesto como objeto de estudio dominante de esa disciplina la gestión de riesgos. Pero esa polarización ha sido, según Robert J. Shiller, más intensiva que extensiva. Han quedado fuera de la atención de los investigadores ámbitos importantes en la gestión de riesgos que tienen que ver con el bienestar de la mayoría. Ni los analistas y operadores convencionales en el sector seguros, ni los mas recientes en los mercados de derivados, se han preocupado por la extensión de la virtualidad de sus avances a mejorar la seguridad y la confianza de todo el mundo.

Lo que propone el profesor de Economía de la Universidad de Yale en su último libro, ahora traducido al español, es utilizar esas posibilidades de las modernas finanzas para establecer una infraestructura radicalmente nueva de gestión de riesgos con la que abordar los hasta ahora ignorados, desde la perdida de puestos de trabajo ocasionadas por el progreso tecnológico hasta las amenazas a los hogares y comunidades derivadas de alteraciones en las no menos cambiantes condiciones económicas. Se trataría, en definitiva, de "democratizar las finanzas" para asegurar una mayor estabilidad en nuestras vidas hoy condicionadas por una creciente incertidumbre. Esa democratización significa igualmente avanzar en la liquidación de aquella desigualdad que no puede ser justificada sobre bases racionales, en términos de diferencias en esfuerzo o en talento.

La extensión del rango de los seguros para cubrir riesgos económicos a largo plazo; el aseguramiento de la subsistencia. La existencia de macromercados para cubrir contingencias en relación con la renta nacional a largo plazo o el empleo. La concesión de préstamos vinculados a la generación de renta de individuos, empresas o Gobiernos. El seguro de desigualdad o la cobertura de la seguridad social intergeneracional, son algunas de las ideas que configurarían ese "nuevo orden financiero". Todo ello exigiría una amplia e integrada red electrónica de información, sobre la que descansarían los mercados globales cuyo objeto de transacción serían esos nuevos riesgos.

La consecución de esa mayor seguridad y confianza en la población, la estabilización de las economías individuales, requeriría también cambios institucionales de alcance, entre otros una coordinación de esa nueva infraestructura con las instituciones económicas que cuidan de la salud del capitalismo actual.

No es la primera vez que Robert Shiller trasciende los cauces estrictamente académicos para la comunicación de sus trabajos. La publicación de su libro Exuberancia irracional, poco antes del crash bursátil de 2000, fue un verdadero best seller, dentro y fuera de EE UU. El que ahora se ha traducido al castellano incorpora algo más que advertencias. Son propuestas, ciertamente, nada fáciles de materializar, pero distantes igualmente de cualquier ejercicio utópico. Las que incorpora son ideas basadas en inquietudes reales, puestas sobre la mesa por quien ha demostrado suficientemente su capacidad para abordar de forma impecable líneas de investigación que están demostrando su utilidad.

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