GUIÑOS

Adiós Wegman

Con el fin de esta semana, el humor, el ingenio y la ironía de William Wegman (Massachussets, 1943) quedan flotando en la memoria que guardan las salas del Artium. Con lastima decimos adiós a esta primera retrospectiva del autor en España. La exposición nos ha enseñado el carácter polifacético de su obra. Este artista de reconocido prestigio mundial no quiere ahogarse en una sola disciplina. Llegó al vídeo y la fotografía desde la pintura. No obstante, trabaja el dibujo, la acuarela y ha realizado libros infantiles, además de colaborar, entre otros, para el programa de televisión ...

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Con el fin de esta semana, el humor, el ingenio y la ironía de William Wegman (Massachussets, 1943) quedan flotando en la memoria que guardan las salas del Artium. Con lastima decimos adiós a esta primera retrospectiva del autor en España. La exposición nos ha enseñado el carácter polifacético de su obra. Este artista de reconocido prestigio mundial no quiere ahogarse en una sola disciplina. Llegó al vídeo y la fotografía desde la pintura. No obstante, trabaja el dibujo, la acuarela y ha realizado libros infantiles, además de colaborar, entre otros, para el programa de televisión Barrio Sésamo. Esta aproximación al mundo de los niños ha servido de excusa para que el museo alavés haya dedicado una instalación especial para los chiquillos.

A pesar de mantenerse activo en distintas vertientes del arte, la popularidad de Wegman llega principalmente por las fotografías de sus perros, resueltas generalmente en color y al amparo de una máquina Polaroid. Estos modelos de raza weimaraner son los protagonistas de una serie de retratos cuyo original tratamiento hace que la figura de estos animales emule con sus gestos, disfraces y posturas al comportamiento que los humanos adoptan ante la cámara del fotógrafo.

Fue con su primer perro, al que llamó Man Ray, con el que inicio esta serie. Controlado su comportamiento por las palabras "sentar" y "quieto" iniciaba la sesión fotográfica dejándole actuar.

Con este primer ejemplar su intención era captarle de manera indolente; con los que fueron llegando a continuación buscó mayores grados de expresión. Así, los encontramos haciendo equilibrios sobre unos cubos, cubiertos los ojos con la hoja de plantas exóticas, cargados con cintas de colores o luciendo un curioso sombrero. Quizás fueron las hembras Fay y Batí las que sugirieron composiciones más coquetas, con talante genuinamente femenino. Con ellas se propiciaron primeros planos para que luciesen postizos de pelo rubio rizado, lacias cabelleras negras o incluso pelirrojas. Resulta especialmente llamativo un peinado de pelo claro recogido en coletas y colgando a cada lado de la cabeza unos generosos lazos rojos.

No menos atractiva resulta una perra sentada en una silla cuando exhibe una pulsera. Como el propio autor señala, este apartado tan específico de su producción artística es "una verdadera historia de amor con los perros". "No tengo la más mínima intención de negar o negarme el placer de relacionarme con ellos", añade. Toda una grata oferta de un artista que autoproclamándose pintor termina haciendo fotografías para regalar sonrisas y satisfacciones a quienes acuden a ver sus trabajos.

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