Días de caos en Alemania

La crisis financiera y la política de inmigración dividen al Ejecutivo rojiverde de Schröder

El Gobierno de coalición alemán entre socialdemócratas (SPD) y Los Verdes no acierta a dar una respuesta coherente a los agujeros de miles de millones de euros que se ciernen sobre el presupuesto federal. Las especulaciones sobre nuevas cifras de déficit hablan de un agujero de 27.000 millones de euros para este año y el que viene por la caída de ingresos fiscales, y el incremento de los gastos provocados por 4,5 millones de parados y las elevadas subvenciones sociales.

El ministro federal de Hacienda, el socialdemócrata Hans Eichel (SPD), reconoce ya que Alemania no podrá cumplir ni es...

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El Gobierno de coalición alemán entre socialdemócratas (SPD) y Los Verdes no acierta a dar una respuesta coherente a los agujeros de miles de millones de euros que se ciernen sobre el presupuesto federal. Las especulaciones sobre nuevas cifras de déficit hablan de un agujero de 27.000 millones de euros para este año y el que viene por la caída de ingresos fiscales, y el incremento de los gastos provocados por 4,5 millones de parados y las elevadas subvenciones sociales.

El ministro federal de Hacienda, el socialdemócrata Hans Eichel (SPD), reconoce ya que Alemania no podrá cumplir ni este año, ni tampoco en 2005, con la exigencia de la Unión Europea de mantener el déficit por debajo del 3% del producto interior bruto (PIB). Justo lo contrario de lo que hace apenas una semana declaraba el ministro de Economía, el también socialdemócrata Wolfgang Clement (SPD), quien aseguró que el déficit se mantendría por debajo del margen permitido por Bruselas.

En medio de la crisis Schröder se dedica a discursear a lo largo y ancho de Alemania

Desautorizaciones

Unos miembros del Gobierno proponen acabar con la política de estabilidad y recortes para dar un impulso a la débil coyuntura económica alemana. Otros se inclinan por lo contrario e intentan mantener una mínima austeridad fiscal. El ministro Clement (SPD) sugiere recortar las subvenciones fiscales al ahorro, y el canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder, lo desautoriza a través de una entrevista en un programa espectáculo de la televisión.

En otro flanco de la crisis, el ministro federal del Interior, el socialdemócrata Otto Schily (SPD), se enzarza en una polémica con el socio de coalición Los Verdes por la ley de emigración, que lleva casi cuatro años de debates. Schily intercambia duras palabras con el ministro de Exteriores, el verde Joschka Fischer, y desafía a Los Verdes a provocar una crisis de la coalición de gobierno. Una declaración de Fischer, "el ahorro no nos proporciona el crecimiento económico necesario", desató la ira del ministro de Hacienda, Eichel (SPD), quien replicó: "Siempre se producen malentendidos cuando un ministro de Exteriores se pronuncia sobre temas económicos y financieros". En otro contencioso, el presidente del SPD y jefe del grupo parlamentario, Franz Müntefering, ha sacado adelante una ley sobre la formación profesional en contra de la opinión del ministro de Economía, Clement (SPD), que cada día actúa más por libre y se desmarca de la disciplina del Gobierno y del partido.

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Berlín vive lo que los medios de comunicación han definido ya como "los días de caos". Empezó con el apelativo el sensacionalista Bild Zeitung, el más poderoso medio periodístico alemán con sus 12 millones diarios de lectores, con una página en la que presentaba a varios ministros con declaraciones textuales contradictorias. Ayer, Bild proponía una especie de pim-pam-pum a sus lectores con una encuesta bajo el título Caos en la tropa de Schröder. ¿Quién tiene que irse? Bajo la foto de cada ministro, un número de teléfono, para que los lectores seleccionen a los más incompetentes.

El serio y prestigioso Süddeutsche Zeitung, afín al Gobierno de socialdemócratas y verdes, ya ha asumido la definición y titula Días de caos en la coalición rojiverde. En los programas de debate dominicales en la televisión, alguno ya empleó el término caos. El semanario Der Spiegel, nada dudoso en su progresismo, aparece esta semana con una crónica de seis páginas titulada El canciller sin fuerzas, elaborada por siete avezados reporteros. El resumen es demoledor para el Gobierno: "Amenazar, alborotar, apelar. Así van las cosas desde hace días. El Gobierno de Schröder ofrece al público un confuso espectáculo que la oposición, sobre todo, sigue con asombroso placer. La coalición que gobierna produce la sensación de que quisiera superar los pronósticos más sombríos sobre su corta duración". En opinión de Der Spiegel, "ministros con largos años de servicios berrean y se pelean como si hubiese un premio por conseguir las heridas más graves. Secretarios de Estado ansiosos de ascensos y presuntos asesores de imagen se apretujan para saltar al primer plano, fraguan alianzas, tejen intrigas y lanzan indiscreciones. Se pelea por todo lo que ofrece la agenda política del país: desde las reglas para la emigración a la política financiera".

Entretanto, el canciller Schröder, que hace tres meses renunció a la presidencia del SPD para dedicarse en exclusiva a gobernar y cedió el control del partido a Müntefering, se dedica a discursear a lo largo y ancho de la geografía alemana: hasta 36 intervenciones en un mes y cuatro entrevistas en espectáculos de la televisión.

Y eso sin haber comenzado la campaña para las elecciones europeas. Los sondeos mantienen al SPD en la lona con una intención de voto por debajo del 30%, frente al 46% de la oposición de los democristianos (CDU/CSU).

Un cartel de Los Verdes reza: "Tú decides, no des ninguna oportunidad a los clones".REUTERS

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