Reportaje:OCIO SOLIDARIO | Teléfono de la Esperanza

Llamada a un poeta

El maestro y escritor Juan José Ceba atiende, desde hace cuatro años, a personas anónimas que desean hablar de sus crisis

Es difícil sacar cinco horas a la semana casi para cualquier cosa que no sea el trabajo. Juan José Ceba, maestro de 53 años en el colegio público de La Chanca, en Almería, las saca para escuchar a otros. El autor de Claridad, con el que fue finalista del Premio Nacional de la Crítica, es voluntario del Teléfono de la Esperanza en Almería desde hace cuatro años.

Esta ONG nació con el único fin de ofrecer ayuda especializada para personas en crisis. Su funcionamiento garantiza el anonimato absoluto tanto del que llama como del que atiende la llamada. El poeta, merecedor del escudo ...

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Es difícil sacar cinco horas a la semana casi para cualquier cosa que no sea el trabajo. Juan José Ceba, maestro de 53 años en el colegio público de La Chanca, en Almería, las saca para escuchar a otros. El autor de Claridad, con el que fue finalista del Premio Nacional de la Crítica, es voluntario del Teléfono de la Esperanza en Almería desde hace cuatro años.

Esta ONG nació con el único fin de ofrecer ayuda especializada para personas en crisis. Su funcionamiento garantiza el anonimato absoluto tanto del que llama como del que atiende la llamada. El poeta, merecedor del escudo de oro de Andalucía en 1998, jamás se ha identificado con sus interlocutores: "Ese anonimato produce también un grado de confianza y de volcar lo que le preocupa a la persona de manera intensa y extraordinaria. Lo más importante es saber escuchar y que nosotros, como orientadores, dejemos nuestras preocupaciones en cuanto atendemos el teléfono". Su relación con la ONG se inició "por pura necesidad". Ocurrió en un momento difícil tras la pérdida de dos seres queridos en muy poco tiempo. Juan José se puso manos a la obra y realizó los cursos que la ONG exige a sus voluntarios antes de colaborar como orientadores.

Su dilatada experiencia como maestro en uno de los barrios más humildes de la ciudad ya le habían curtido en el dolor humano, si bien de un modo más suave. "Yo necesitaba encontrarme bien y esos cursos me ayudaron a superarlo. En principio no pensé relacionarme con el teléfono, pero me di cuenta de hasta dónde llegaba el sufrimiento del ser y humano, la soledad y la incomunicación", rememora. Entre las llamadas más persistentes que recibe sobresalen las de personas que se sienten profundamente solas. "Hombres y mujeres y también muchos jóvenes, muchos inmigrantes y, a veces, algún refugiado político", explica. También son numerosos los casos de incomunicación familiar y de depresión, las crisis de relación de pareja y las crisis familiares entre padres e hijos. Todas estas situaciones se trabajan, previamente, en cursos y seminarios que la organización imparte durante todo el año. "Facilitamos que la persona se sienta a gusto. Que se dé cuenta de que tiene todo el tiempo para poder comunicarnos lo que les angustia", detalla Ceba.

Entre las decenas de llamadas que ha atendido en cuatro años, las de las crisis suicidas han sido las que más le han marcado: "Si realmente sabes escuchar, a lo largo de una conversación de una crisis suicida el orientador puede captar posibles anclajes a la vida y hacer volver a la persona sobre ese núcleo para anclarlo a la vida".

En el Teléfono de la Esperanza ni orientadores ni psicólogos dan consejo a los que llaman. La habilidad consiste en llevar a las personas a que, por sí mismas, encuentren una posible vía ante su problema. "Yo no quiero empeñarme en solucionarle el problema a la persona que llama, sino que quiero que vea que alguien le escucha, le comprende y le ayuda a sentirse un poco mejor", confiesa el maestro.

Su entrega desinteresada ha contagiado a otros familiares, que también han empezado a colaborar con el Teléfono de la Esperanza. "Lo importante es que la persona que llame encuentre alguien al otro lado de la línea muy receptivo", remacha el escritor.

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Teléfono en Almería: 950 26 99 99

Aconfesional y gratuito

El Teléfono de la Esperanza fue fundado en 1971 por el padre Serafín Madrid, hermano de San Juan de Dios, en Sevilla. A pesar de estos orígenes, es una ONG aconfesional que ha conseguido implantarse ya en 30 países. En Almería, donde se inauguró en 2000, cuenta con 70 voluntarios que ofrecen un servicio de 24 horas los 365 días del año.

Voluntarios y orientadores deben realizar tres cursos antes de poder colaborar: crecimiento personal, comunicación y encuentro personal y relación de ayudas. Las personas que llaman pueden también pedir cita con los especialistas. Igualmente, los cursos los pueden recibir personas de todo tipo, no sólo los usuarios del teléfono. Todos los voluntarios son personas con un nivel importante de cualificación que deben aportar un mínimo de cinco horas semanales a la ONG. "Exigimos muchas horas y, a la vez, una preparación exhaustiva. Formamos durante un año antes de que puedan prestar la colaboración", explica la directora del centro almeriense, Eva Rosas.

El Teléfono de la Esperanza cuenta en Almería con socios que pagan una cuota anual, subvenciones de la administración y actividades generadas para recaudar fondos. Actualmente, la mitad del alquiler de su oficina es sufragada por la Diputación de Almería. Durante el año 2003 las llamadas se incrementaron un 150% respecto al año anterior.

Los usuarios atendidos personalmente aumentaron un 70% respecto a 2002. Igualmente, más de 1.000 personas realizaron algún taller con la ONG durante el pasado año. Todo es gratuito y anónimo y nunca se cobra por los servicios que se prestan. "Aquí llamas y te dan cita, si lo solicitas, para dentro de tres días y no en meses como ocurre en el servicio público", indica Rosas.

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