Los discapacitados mentales consumen un tercio de los ingresos de su familia
La discapacidad intelectual o retraso mental afecta a casi 35.000 personas en Cataluña, lo que no sólo crea problemas a los afectados, sino también a su entorno. Sólo el 14,5% de quienes sufren esta discapacidad viven fuera del domicilio familiar, lo que indica que en la mayoría de los casos son los allegados los principales encargados de cuidar de esas personas, según un estudio de la Federación Catalana Pro Personas con Retraso Mental (APPS).
La presencia de un discapacitado mental en una familia tiene unas consecuencias económicas considerables. Más de la mitad de las que se encuentr...
La discapacidad intelectual o retraso mental afecta a casi 35.000 personas en Cataluña, lo que no sólo crea problemas a los afectados, sino también a su entorno. Sólo el 14,5% de quienes sufren esta discapacidad viven fuera del domicilio familiar, lo que indica que en la mayoría de los casos son los allegados los principales encargados de cuidar de esas personas, según un estudio de la Federación Catalana Pro Personas con Retraso Mental (APPS).
La presencia de un discapacitado mental en una familia tiene unas consecuencias económicas considerables. Más de la mitad de las que se encuentran en esta situación destinan una tercera parte de sus ingresos al cuidado de estas personas. La proporción del gasto aumenta en función del grado de incapacidad.
Las ayudas a los discapacitados intelectuales, así como las desgravaciones fiscales, son numerosas, pero insuficientes, a juicio de la federación. El estudio revela que casi el 80% de las familias no reciben ayudas económicas de ninguna administración o las que reciben son insuficientes. El gerente de la APPS, Jordi Tudela, aseguró ayer que una de las preocupaciones de este colectivo es que las subvenciones "lleguen a todas las familias". En muchas ocasiones, se desconoce la existencia de estos subsidios porque la información es "dispersa y complicada", dijo Tudela.
Otro dato destacable es cómo se reparten las tareas de atención al discapacitado entre los miembros de la familia. En un abrumador 85,5% de los casos, es la madre la que más tiempo le dedica, mientras que sólo en el 5% de las ocasiones es el padre. En el 10% restante, el cuidado de esta persona corre a cargo de hermanos, abuelos y otros familiares.
La carga para la familia no es sólo económica, sino también psicológica y social, sobre todo en lo que respecta a las madres. Son éstas las que, en un 36% de las familias consultadas, cambian o abandonan su actividad laboral en busca de un nuevo trabajo que se adapte mejor a la situación familiar. El 51% de las madres de un discapacitado mental también reducen su vida social dado que la necesidad de atención al hijo es continua. Tudela asegura que al preguntarles sobre lo que desean, todas responden lo mismo: "Vacaciones".
Derechos subjetivos
Con la vista puesta en la próxima tramitación de la Ley de Servicios Sociales en el Parlament, y del Catálogo de Prestaciones y Servicios, la APPS pide que las necesidades de los discapacitados mentales tengan la consideración de derechos subjetivos, es decir, inherentes a la persona, para que se establezcan sin depender de una negociación en los presupuestos.
Además, el aumento de la esperanza de vida hace que las familias con discapacitados se enfrenten cada día a necesidades nuevas. El 70% de las familias consultadas manifiestan sentir miedo por el futuro de sus hijos.
Algunas de las propuestas de la APPS para mejorar la calidad de vida de los discapacitados mentales y sus familias son la creación de una ventanilla única de información para evitar un peregrinaje por los distintos servicios públicos, y el aumento de la asistencia domiciliaria y del servicio de canguros y de soporte psicológico a la familia. Los familiares también piden una reducción de la presión fiscal, y facilidades para conseguir un contrato laboral con jornada reducida.