Pedro Txillida expone en San Sebastián tras quince años de ausencia

El pintor y escultor donostiarra muestra su obra reciente en Galería Dieciséis

El pintor y escultor Pedro Txillida (San Sebastián, 1952) expuso por última vez en su ciudad natal en 1989. Por entonces centraba su creación en la pintura, que empezó a combinar con la escultura en 1995. Tras quince años de ausencia, el artista muestra ahora su obra reciente en la donostiarra Galería Dieciséis (Plaza del Buen Pastor, 16), que se convierte así en el primer espacio de la capital guipuzcoana donde puede verse su trabajo escultórico.

Pedro Txillida es poco amigo de describir sus exposiciones. "Hay que visitarlas, verlas y juzgarlas", afirma. Pero sí explica que su trabajo,...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El pintor y escultor Pedro Txillida (San Sebastián, 1952) expuso por última vez en su ciudad natal en 1989. Por entonces centraba su creación en la pintura, que empezó a combinar con la escultura en 1995. Tras quince años de ausencia, el artista muestra ahora su obra reciente en la donostiarra Galería Dieciséis (Plaza del Buen Pastor, 16), que se convierte así en el primer espacio de la capital guipuzcoana donde puede verse su trabajo escultórico.

Pedro Txillida es poco amigo de describir sus exposiciones. "Hay que visitarlas, verlas y juzgarlas", afirma. Pero sí explica que su trabajo, tanto en pintura como en escultura, se basa en la luz y en la forma. "Suelo tener la visión de un rayo que viene desde el sol a toda velocidad, choca contra algo y hace un reguero de sombras. Eso da forma a las cosas, las modula. Ahí se visualizan los volúmenes", comenta el artista.

Y ahonda en la idea: "El nexo común entre yo pintor y yo escultor es el dibujo. Mi manera de entender el arte tiene que ver mucho con la forma". "Quizá eso sea un vicio de escultor, pero siempre ha tenido mucho más que ver con la forma que con el color, que normalmente es bastante contenido, porque me interesan los volúmenes y cosas de otro orden", añade.

Pese a ello, la exposición que alberga Galería Dieciséis, que permanecerá abierta hasta el próximo 23 de mayo, luce un enorme cuadro de vivos rojos. "Tienes que refrescar el trabajo de vez en cuando. Si estás haciendo algo que es permanentemente muy riguroso, de tanto en tanto te das una alegría", apunta Txillida, aunque subraya que no suele dejarse ir demasiado.

Considera también Txillida que en el arte hay temas "en cierta medida inamovibles" en torno a los que trabajar: qué es el hombre, sus ansiedades, sus miedos, su soledad, la muerte, el amor, el sexo..., enumera. "Buscarse temas fuera de eso me parece una estupidez", sostiene, para añadir que por eso en sus obras recurre tanto a la figura humana, "por la capacidad de expresión que tiene de ese tipo de cosas".

Sombra paterna

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

De hecho, la figura humana domina en la exposición montada en San Sebastián, tanto en los cuadros, que contienen mucho de collage, como en las esculturas, moldeadas en este caso en acero corten, alabastro y terracota.

Txillida lleva desde 1995 combinando la pintura, su disciplina inicial, con la escultura. El artista relata que entra "muy fácilmente" en la escultura y le cuesta "mucho" la pintura. "O sea, me cuesta mucho más coger la intención de las cosas, pescar algo que me interese, pintando que haciendo escultura", admite. En este sentido, la escultura es como una especie de "liberación". "Como escultor sufro más físicamente, pero mucho menos a nivel intelectual que como pintor", confiesa.

¿Por qué no ha expuesto Pedro Txillida, hijo del escultor ya fallecido Eduardo Chillida, en San Sebastián desde 1989? "Quizá porque es el lugar donde la sombra paterna es más evidente, donde más preocupa ese tema. Todo eso no me gusta. Y como tengo posibilidades de exponer en otros muchos sitios, las aprovecho", argumenta. ¿Y por qué ha aceptado ahora organizar una muestra en su ciudad? "Llega el día en que uno parece una especie de artista fantasma en su ciudad. Todo el mundo sabe que lo eres, pero no ve aquí lo que haces. Quería enseñar mi trabajo a la gente de casa", responde.

En cualquier caso, Txillida reconoce que en su creación hay influencias de su padre, de su "maestro", aunque no son visibles, no son estéticas, sino que se encuentran en la "ética interna" de su obra. "Tiene el silencio, el aspecto un poco sagrado de su trabajo. Eso lo he buscado siempre", señala.

Archivado En