VISTO / OÍDO

El día de autos

El periodista no miente, pero transporta mentiras. El director de este periódico pide perdón (ayer) porque transportó mentiras que le comunicó el presidente del Gobierno, y alguno de los monaguillos, y lanzó una edición especial transportando la mentira; por ese error cuajaron las opiniones de quienes están especializados en el "entorno de ETA", otra mentira amplia, difusa, pero judicial e intelectual, que en lugar de concentrar el terrorismo a abatir lo ha ampliado. Creí en la edición especial de este periódico, a pesar de que chocaba con mi intuición, y con los datos que llegaban es lógico c...

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El periodista no miente, pero transporta mentiras. El director de este periódico pide perdón (ayer) porque transportó mentiras que le comunicó el presidente del Gobierno, y alguno de los monaguillos, y lanzó una edición especial transportando la mentira; por ese error cuajaron las opiniones de quienes están especializados en el "entorno de ETA", otra mentira amplia, difusa, pero judicial e intelectual, que en lugar de concentrar el terrorismo a abatir lo ha ampliado. Creí en la edición especial de este periódico, a pesar de que chocaba con mi intuición, y con los datos que llegaban es lógico creer a Ceberio y no creer a Aznar. Veo a Ceberio un día a la semana y nunca he advertido que mintiera: podrá haberme parecido equivocado, pero siempre pensando que el equivocado puedo ser yo. Aparte de que yo soy un periodista que cree en la dirección; y en la empresa.

He sido director y he preferido la prensa de empresa -aunque fuera nazi- que la del Movimiento -que, además, era nazi-; y a ellas, la clandestina, a la que no he faltado, o la extranjera con seudónimo -L'Esprit, París-; cosas mías. El director y la empresa de este periódico tienen la delicadeza de darme la columnilla y algún espacio para que diga lo que quiera, lo cual es suficiente para hacerles creíbles, dentro de que la vida es increíble. El día de autos lo más increíble era lo que había sucedido. Jugó ese reflejo de que en momentos de guerra hay que unirse a la autoridad: no sé quién habrá inventado ese disparate, pero aún funciona. Quizá a un director se le podía haber despertado la desconfianza porque fuera personalmente Aznar el que le llamara, cuando jamás lo había hecho. Sobre todo, porque es un Gobierno altamente sospechoso. Ayer, domingo, en el New York Times, Thomas L. Friedman empezaba así un artículo: "Mientras India tiene el hardware de la democracia -las elecciones libres- le falta una buena cantidad del software: un Gobierno decente, responsable, transparente".

Nosotros teníamos un Gobierno indio. Lo tenemos en funciones. (Software, dice la Academia, que lo pone con cursivas, es "conjunto de programas, instrucciones y reglas informáticas para ejecutar ciertas tareas en una computadora", y hardware es "conjunto de los componentes que integran la parte material de una computadora").

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