OPINIÓN DEL LECTOR

Dictadura a la carta

Cuando, al amparo de la Constitución, creímos erradicadas las dictaduras a cualquier nivel, en Hornachuelos (4.700 habitantes) aparece una dictadura (28 de noviembre de 2002) en un colectivo tan delicado y sensible como lo es el de la tercera edad.

Tan execrable acto se produce por la junta de gobierno de la Asociación de la Tercera Edad San Abundio, formada por cinco mujeres y dos hombres y presidida por la señora Ana Gálvez Peral.

En dicha fecha terminó el mandato legal de la citada junta de gobierno (1998-2002); procedía, pues, el proceso electoral estatutario que culminaría c...

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Cuando, al amparo de la Constitución, creímos erradicadas las dictaduras a cualquier nivel, en Hornachuelos (4.700 habitantes) aparece una dictadura (28 de noviembre de 2002) en un colectivo tan delicado y sensible como lo es el de la tercera edad.

Tan execrable acto se produce por la junta de gobierno de la Asociación de la Tercera Edad San Abundio, formada por cinco mujeres y dos hombres y presidida por la señora Ana Gálvez Peral.

En dicha fecha terminó el mandato legal de la citada junta de gobierno (1998-2002); procedía, pues, el proceso electoral estatutario que culminaría con la asamblea general extraordinaria de socios, único y supremo órgano de gobierno competente para legalizar las juntas de gobierno.

¡No se convocó la obligada asamblea general! En una clara exhibición de violaciones estatutarias, en contra de los derechos reconocidos de los socios, los 'siete magníficos' de tal junta se autoproclamaron como nueva junta mediante un autogolpe de estado interno, superior a los que se dan en las bananeras repúblicas de Latinoamérica.

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