Cartas al director

Aprendiendo democracia

El pasado 20 de enero fue posible ver un programa en la BBC insólito para un ciudadano español, en el que el primer ministro británico sostuvo un debate abierto con miembros de la comunidad universitaria -incluyendo alumnos y profesores- sobre la polémica reforma de las matrículas universitarias en su país.

En dicho programa, Tony Blair fue sometido a un alud de intervenciones con derecho a réplica, a cual más agria y crítica, defendiendo éste la postura de su Gobierno con mayor o menor fortuna, pero, en todo caso, con gran esmero y dedicación.

A su vez, el moderador le preguntó ...

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El pasado 20 de enero fue posible ver un programa en la BBC insólito para un ciudadano español, en el que el primer ministro británico sostuvo un debate abierto con miembros de la comunidad universitaria -incluyendo alumnos y profesores- sobre la polémica reforma de las matrículas universitarias en su país.

En dicho programa, Tony Blair fue sometido a un alud de intervenciones con derecho a réplica, a cual más agria y crítica, defendiendo éste la postura de su Gobierno con mayor o menor fortuna, pero, en todo caso, con gran esmero y dedicación.

A su vez, el moderador le preguntó si no creía que si tenía tantos problemas a la hora de convencer a la audiencia no fuera quizá más que debido al hecho de que sus argumentos carecieran de razón, a una posible falta de credibilidad debido a sus afirmaciones pasadas, reveladas como falsas en relación a la guerra de Irak.

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En todo caso, uno se pregunta: ¿se imagina algún ciudadano de este país al señor Aznar o a cualquiera de sus ministros sometiéndose a un debate similar -abierto al público- sobre cualquier tema de interés nacional?

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