Reportaje:

Consumo solidario

Las tiendas de comercio justo de Euskadi integradas en la coordinadora estatal facturan el 4% de la venta en España

En medio de la vorágine consumista, de las injustas reglas del comercio internacional y del impacto de las grandes marcas, el llamado comercio justo se va poco a poco abriendo un hueco. El País Vasco sigue también esa tendencia. Las tiendas de Euskadi que forman parte de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo facturan 250.000 euros anuales, lo que representa algo más del 4% de la venta en toda España, encabezada por los establecimientos de Cataluña y Madrid, según datos de la citada organización.

Más de la mitad de las ventas corresponde a productos de alimentación, como café, chocol...

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En medio de la vorágine consumista, de las injustas reglas del comercio internacional y del impacto de las grandes marcas, el llamado comercio justo se va poco a poco abriendo un hueco. El País Vasco sigue también esa tendencia. Las tiendas de Euskadi que forman parte de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo facturan 250.000 euros anuales, lo que representa algo más del 4% de la venta en toda España, encabezada por los establecimientos de Cataluña y Madrid, según datos de la citada organización.

Más de la mitad de las ventas corresponde a productos de alimentación, como café, chocolate, azúcar, té y mermelada. A ellos se suman artículos de artesanía, que pueden ir de un mueble auxiliar a una vela, pasando por juguetes e instrumentos musicales.

Gracias a unas reglas del juego que nada tienen que ver con las del comercio internacional convencional, el comercio justo permite que productores pobres, por lo general de países del Sur, puedan acceder a mercados del Norte, obtener una compensación justa por su trabajo y mejorar sus condiciones de vida. Para ello, las importadoras de este intercambio solidario, normalmente ligadas a ONG, compran la mercancía a los productores a un precio superior al que puedan conseguir en su mercado de origen y, además, les prefinancian un porcentaje de los pedidos para que no tengan que acudir a créditos.

"Las importadoras mantienen una relación comercial a largo plazo con los productores, con lo que les garantizan una estabilidad para asentar sus proyectos y una tranquilidad futura", destaca

Eduardo Sánchez, miembro de Traperos de Emaús y presidente de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, creada en 1996.

La coordinadora mantiene su sede en San Sebastián gracias al apoyo del Ayuntamiento, que desde hace cuatro años financia la contratación de una persona para su secretaría técnica. La capital guipuzcoana fue precisamente la ciudad donde se abrió, de la mano de Traperos de Emús, la primera tienda española de comercio justo. Un par de meses después le siguió la Cooperativa Sandino, actualmente Ideas, en Córdoba. Desde entonces han pasado 17 años y este tipo de establecimientos ha ido salpicando todo el territorio nacionala.

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En el País Vasco existen nueve ONG o entidades ligadas al comercio justo. La mayoría cuenta con puntos de venta, que ascienden a once en el conjunto de la comunidad autónoma, cinco en Guipúzcoa, otros tantos en Vizcaya y uno en Álava. Tres de estas organizaciones, las de carácter más local, no pertenecen a la coordinadora estatal. Sí lo están el resto, que coinciden con las más potentes. Y son éstas últimas, entre las que figuran Medicus Mundi e Intermón Oxfam, las que más engordan la facturación, según apunta Sánchez. Intermón Oxfam ha sido la encargada de introducir los productos de comercio justo en las grandes superficies, en el caso de Euskadi en Eroski y Alcampo.

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