Cara y cruz de la entrada del nuevo año

Botellas rotas cubren la plaza de Catalunya mientras 200 personas se zambullen en la BarcelonetaUn joven francés falleció en Barcelona a causa de una mezcla de alcohol y drogas

Mientras unos 200 socios del Club Atlético Barceloneta empezaban el año 2004 bañándose en las aguas de la playa de Sant Sebastià, en Barcelona, los servicios municipales de la capital catalana activaban la operación especial destinada a la dura labor de recuperar el paisaje urbano de los desmanes de la noche de fin de año, especialmente en la plaza de Catalunya, convertida en los últimos años en el lugar de encuentro, ya de madrugada, de cientos de personas que celebran la entrada del año rompiendo botellas contra el pavimento.

Los bañistas de la playa de Sant Sebastià, de edades compre...

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Mientras unos 200 socios del Club Atlético Barceloneta empezaban el año 2004 bañándose en las aguas de la playa de Sant Sebastià, en Barcelona, los servicios municipales de la capital catalana activaban la operación especial destinada a la dura labor de recuperar el paisaje urbano de los desmanes de la noche de fin de año, especialmente en la plaza de Catalunya, convertida en los últimos años en el lugar de encuentro, ya de madrugada, de cientos de personas que celebran la entrada del año rompiendo botellas contra el pavimento.

Los bañistas de la playa de Sant Sebastià, de edades comprendidas entre 2 y 88 años, desafiaban un día gris y frío y una temperatura de poco más de 11 grados. Entre los nadadores se encontraba el campeón de natación de larga distancia David Meca, socio de la entidad. Según Meca, no hay nada mejor que empezar el año haciendo deporte, después de una noche muy larga y en la que suele cometerse algún exceso en la mesa.

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El baño del primer día del año tiene una larga tradición en Europa, aunque no era el caso en Barcelona. Sin embargo, esta es ya la novena vez consecutiva que los socios del club Atlético Barceloneta se reúnen el primer día del año para bañarse en la playa, algunos de ellos disfrazados. Después del baño, para reponerse del remojón, los participantes degustaron unas tazas de caldo caliente.

Por su parte, al poco de amanecer, el equipo de intervención inmediata de los servicios de limpieza municipales empezaba a retirar la cristalería desparramada sobre la plaza de Catalunya.El dispositivo de urgencia para retirar los cristales del centro de la plaza de Catalunya se activó casi de forma simultánea al momento de romperlos, hasta el punto de que agentes de la Guardia Urbana liberaban espacios para permitir el paso a los empleados de la limpieza que recogían los vidrios rotos. El equipo lo componían un total de 22 personas. Consistía en dos máquinas barredoras seguidas, cada una de ellas, por cuatro barrenderos; una brigada de otros tres operarios y un camión; dos equipos de baldeo y último batallón de barrenderos. Asimismo, el Ayuntamiento reforzó el servicios de recogida de vidrios y vaciado en las áreas del centro de la ciudad de los contenedores verdes conocidos como iglús, en los que los ciudadanos depositan los envases de vidrio para que puedan ser reciclados.

Pese al esfuerzo, a mediodía, la emblemática plaza de Catalunya seguía sin recuperar su aspecto habitual; ya no había cristales, pero sí suciedad. Otro tanto sucedía en las calles del centro del Eixample. A media tarde de ayer, brigadas de limpieza se esforzaban por eliminar los restos de los efectos del revellón en las calles de la ciudad. El consistorio también reforzó el servicio en la zona de Las Ramblas y en los alrededores de la plaza de Orfila del barrio de Sant Andreu, uno de los lugares más concurridos de la noche de fin de año y donde los barceloneses se agruparon para escuchar las 12 campanadas que retransmitió en directo la cadena autonómica TV-3.

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A lo largo de la fría noche de fin de año, la ciudad de Barcelona vivió un sinnúmero de fiestas. La más popular, la del Poble Espanyol, cuyas entradas estaban agotadas desde días antes. En el Palau Sant Jordi, un festival dance reunía a decenas de miles de personas para bailar al ritmo propuesto por los pinchadiscos más famosos de Europa. En l'Illa Diagonal, la oferta era de música country.

La extensión del servicio de transporte público, que funcionó sin problemas durante toda la noche, permitió a los jóvenes moverse por la ciudad sin tener que recurrir al vehículo privado. Los Ferrocarriles de la Generalitat funcionaron durante toda la noche, los Nitbus reforzaron sus servicios y el metro permaneció abierto hasta las 6.00 horas con un intervalo de paso de trenes de 10 minutos.

Ingesta fatal

La noche fue relativamente tranquila. Tan sólo hubo que lamentar un muerto relacionado con la fiesta del revellón. V. P. , un joven de 22 años y de nacionalidad francesa falleció de madrugada en Barcelona por haber ingerido una mezcla de drogas y alcohol, según apuntaron fuentes policiales. V. P. asistió a una fiesta en una conocida discoteca de Barcelona y sobre las 4.20 horas de la madrugada empezó a encontrarse mal, por lo que los amigos que lo acompañaban avisaron a los servicios sanitarios. Aunque fue trasladado a un hospital, no se pudo hacer nada para salvar su vida.

Bañistas en la Barceloneta.TEJEDERAS
El centro de la plaza de Catalunya lleno de cristales.SAMUEL ARANDA

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