Entrevista:ÀLEX CORRETJA y FELICIANO LÓPEZ | Diálogo entre los componentes del doble español | TENIS | La final de la Copa Davis

"No podemos pedir milagros"

Àlex Corretja, de 29 años de edad, y Feliciano López, de 22, debutarán la próxima madrugada como doble español en la Copa Davis. Lo harán ante Wayne Arthurs y Todd Woodbridge, el quinto y el undécimo en la clasificación mundial del tenis por parejas. Lo suyo es un auténtico compromiso. "Este punto siempre es decisivo e intentaremos ganarlo", comentan. Incluso los responsables del equipo, el G-3, ven su panorama muy complicado.

Àlex Corretja. Cuando me dijeron que debíamos hacer pruebas, mi primera reacción fue sentirme mal por Albert Costa. Habíamos llevado una trayectoria juntos...

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Àlex Corretja, de 29 años de edad, y Feliciano López, de 22, debutarán la próxima madrugada como doble español en la Copa Davis. Lo harán ante Wayne Arthurs y Todd Woodbridge, el quinto y el undécimo en la clasificación mundial del tenis por parejas. Lo suyo es un auténtico compromiso. "Este punto siempre es decisivo e intentaremos ganarlo", comentan. Incluso los responsables del equipo, el G-3, ven su panorama muy complicado.

Àlex Corretja. Cuando me dijeron que debíamos hacer pruebas, mi primera reacción fue sentirme mal por Albert Costa. Habíamos llevado una trayectoria juntos y sabía el palo que esa decisión suponía para él. Hablo con él a menudo y acepta lo acordado por el G-3. Pero no tenerle al lado esta vez tampoco es fácil para mí. Eso sí, me puse muy contento por ti

López: "Estar bien colocados en la red será importante porque los puntos se decidirán en el saque o la primera volea"
Corretja: "Deberíamos haber jugado más partidos. Pero hemos hecho ajustes. Tenemos bien repartidos nuestros papeles"
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[mirando a Feliciano López], ya que era el reconocimiento a tu nivel, a tu temporada y, sobre todo, a tu potencial sobre la hierba.

Feliciano López. Para mí supuso una gran alegría personal. Estar en la final era un reto increíble. Y me sentí contento de poder compartir este momento contigo porque me pareció que eres la persona más adecuada para jugar conmigo.

À. C. Hombre, me alegro de oírlo . Tienes un potencial ilimitado. Lo diría igual si no estuvieras aquí. Puedes mejorar todo lo que quieras y llegar a ser un gran jugador. Tu mayor aportación al doble es el saque: se convertirá en un arma fundamental, en una garantía. En la red cuenta tu agresividad. Tienes cosas que mejorar. Pero eso incluso es bueno porque abre los límites. También tienes un tramo de mejora en el resto. Todo lo que te propongas puedes lograrlo trabajando. Si comparamos esos valores, está claro que Albert [Costa] es un tenista más estable y tiene la experiencia de haber soportado más responsabilidades. Pero mi función en este dúo es aportar tranquilidad y estabilidad para evitar que puedas sentir la responsabilidad. Tienes que estar tranquilo, relajado, con tu gorrita y bien peinado, y preocuparte de que, guapo como eres, los pantalones de Armani te queden bien puestos. Y en la pista, a desarrollar tu juego. Lo que hagas estará bien. Eso es lo único que debes pensar.

F. L. Todo eso está muy bien, pero no puedes quitarme la presión de encima y cogerla toda tú. En un momento difícil del partido, tenerte al lado va a ayudarme porque puedes ver las cosas incluso antes que yo. Pero, como dices, pienso que mi saque puede ser importante para mantenernos dentro del partido y crearles un poco de presión. Lo que debemos lograr es ponérselo difícil. Sé que Albert tiene más experiencia, pero me parece que también nosotros podemos hacer un buen doble y compenetrarnos bien.

À. C. No, no... Yo no voy a poder ponerme en tu persona, pero te transmitiré toda la tranquilidad que pueda. Ése es mi papel. Si lo hacemos muy bien será gracias a ti. Y si jugamos muy mal la responsabilidad será sólo mía aunque las falles todas. Ha de ser así. Tienes 22 años y te falta experiencia. A esa edad, yo tampoco la tenía. Pero nunca la obtendrás si no juegas. Es una apuesta positiva para que descubras tu auténtica dimensión y crezcas como jugador.

F. L. Lo más positivo para mí es saber que incluso cuando falle me estarás apoyando. Eso no supone ninguna liberación porque, al final, la responsabilidad será mía, quieras o no. Pero es evidente que tener una buena relación fuera y dentro de la pista facilita mucho las cosas para formar un buen doble. En los momentos difíciles es preciso conocerse bien y saber cómo puede sentirse cada uno. Así es más fácil ayudarse.

À. C. Este aspecto es fundamental. Por nuestra mentalidad latina, es básico ser amigos. Un doble con un extranjero, por ejemplo, sería incapaz de saberlo llevar. Nuestro carácter es más abierto y necesitamos sentir que hay cosas que compartir. Mi relación contigo se asemeja a la que tengo con Albert, si bien él y yo nos conocemos de hace muchos más años. Eso, para mí, es básico. Otro aspecto es que para jugar bien el doble necesitas tener continuidad en el circuito. Eso es lo que te hace crecer y marca las diferencias en la Davis.

F. L. Creo que entre ambos hay un componente importante de respeto y admiración. Fuiste mi ídolo desde que venías al CAR [Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat] y me entrenaba contigo a pesar de que yo sólo empezaba. Eras el número dos del mundo y me parecía fantástico pelotear contigo. Me tratabas como si fuera uno más. Eso me impactó y me facilitó el camino cuando llegué al circuito.

À. C. El respeto siempre tiene que existir. Y ahí está, aunque seas más joven que yo. Es algo que las personas se ganan siendo sinceras y yendo con la verdad por delante, como en nuestro caso. Por eso nos hemos planteado dar continuidad a este doble en el

tour. Pero es un tema un poco delicado para mí, porque llevaba una trayectoria con Albert. Lo primero que haré serás sentarme con él y aclarar las cosas. Todo dependerá también de si el G-3 sigue confiando en nosotros.

F. L. Hemos intentado adaptarnos lo mejor posible a la hierba y convertir nuestro saque en invulnerable. Nuestros rivales deben comprobar que no les va a resultar fácil, notar la presión. Estar bien colocados en la red será importante porque los puntos se decidirán rápido: en el saque o en las primeras voleas.

À. C. Deberíamos haber jugado más partidos. Pero en los entrenamientos específicos hemos estado haciendo ajustes en la red: saber cómo y cuándo hay que cruzarse, utilizar bien el saque y el resto... Todo pasa muy rápido en la hierba y habrá que estar muy atento. Creo que tenemos bien repartidos nuestros papeles.

F. L. Cuando formamos el doble, te pregunté a qué lado preferías jugar y me pareció que te sentías muy cómodo con el revés en el lado izquierdo. Me adapté. Eres el más veterano y debes llevar el peso del partido. En esta posición es en la que se juegan las ventajas y se ganan los juegos.

À. C. Ahí discrepamos. Cuando hablé con Francis [Roig, el entrenador de López] y contigo, os pregunté dónde querías restar porque si te ayudaba que me pasara a la derecha lo habría hecho. Pero me respondisteis que no, que preferíais que yo estuviera en el lado del revés para restar cruzado y tú disponer de la derecha. Y así lo hemos hecho.

F. L. Creo que ya estamos a punto para afrontar a Arthurs y Woodbridge. Son dos jugadores de gran nivel, pero creemos en la victoria. Si no, no iríamos a ningún lado. Estamos muy mentalizados. Incluso nos hemos estado planteando los entrenamientos como si fueran el partido, previendo un poco sus posibles tácticas e intuyendo hacia dónde sacar para hacerles más daño a ellos, no a Tati Rascón y Nacho Carrasco [los sparrings], que estaban frente a nosotros.

À. C. Les he visto jugar en algunos vídeos y forman un doble muy mecanizado. Arthurs tiene un gran saque y Woodbridge le ayuda muy bien con la volea. Quizás Woodbridge resta mejor que su compañero, que es más inestable. Pero su palmarés habla por sí solo. Woodbridge ha ganado 78 títulos en dobles, el máximo de la historia, ocho de ellos en Wimbledon, y Arthurs, unos cuantos. Lo nuestro es una papeleta muy difícil. Pero no sólo para nosotros, sino para cualquier pareja española.

F. L. Ya sabemos que el doble es siempre decisivo. Y vamos a darlo todo para ganarlo. Pero no hay que olvidar a quien tenemos delante y hasta dónde podemos llegar.

À. C. En esta ocasión lo que no podemos pedir son milagros. Somos humanos y necesitábamos una adaptación que no hemos tenido. Por más básico que sea este punto y que luchemos hasta el final para ganarlo, no se pueden pedir peras al olmo.

F. L. Nos encantaría repetir el éxito de Barcelona en 2000. Aquella final la viví muy intensamente, pero desde fuera. Si ahora pudiéramos ganar la ensaladera, en Australia, sería algo realmente increíble para el equipo y para mí. No me importa jugar sólo el doble porque todos debemos acatar las decisiones del G-3 y respetarlas.

À. C. Ésa debe ser la filosofía: el equipo está por encima de las individualidades. Intenté inculcarlo cuando era el número uno. En Barcelona lo más importante era ganar. Y lo hicimos. No me preocupó si la última bola la metía Juan Carlos [Ferrero], Albert o yo mismo. Mi ilusión era aportar algo grande y creo que lo hice. Los capitanes me explicaron que si jugaba contra [Patrick] Rafter el primer día, el sábado el doble y el domingo contra [Lleyton] Hewitt, todo a cinco mangas, era muy arriesgado. Me reservaron para el doble y previeron que jugara el primer punto del domingo si íbamos con un 1-2 en contra o el último en caso de ir ganando por 2-1. Ahora todo es distinto. Ya ganamos en 2000 y nos quitamos la lacra de no haber sido nunca campeones. Ahora queremos serlo otra vez. En hierba y en Australia.

SCIAMMARELLA

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