OPINIÓN DEL LECTOR

El Coronil se muere

Los trabajadores de El Coronil somos los más madrugadores de la comarca, porque para ir a trabajar tenemos que viajar 50, 60, 70 ó más kilómetros, o quedarse la semana fuera para trabajar en la construcción en la costa, en la aceituna o la fresa. El Instituto de Estadística de Andalucía (IEA) dice que empezamos a perder habitantes; en escasos dos años hemos perdido más de 100 (el 2%) de una población de poco más de 5.000. Y dice también que en los últimos tres años las inversiones realizadas en nuevas industrias son: cero. En El Coronil no hay trabajo, no se produce riqueza, no hay desarrollo....

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Los trabajadores de El Coronil somos los más madrugadores de la comarca, porque para ir a trabajar tenemos que viajar 50, 60, 70 ó más kilómetros, o quedarse la semana fuera para trabajar en la construcción en la costa, en la aceituna o la fresa. El Instituto de Estadística de Andalucía (IEA) dice que empezamos a perder habitantes; en escasos dos años hemos perdido más de 100 (el 2%) de una población de poco más de 5.000. Y dice también que en los últimos tres años las inversiones realizadas en nuevas industrias son: cero. En El Coronil no hay trabajo, no se produce riqueza, no hay desarrollo.

Sorprendentemente, los poderes locales han estado tradicionalmente en manos progresistas y de izquierda. Estos ayuntamientos nunca invirtieron en crear riqueza, ni en formar profesionales. Traen mucho dinero para arreglar calles y parques, ya arregladas pocos años antes para luego usarlo como rentabilidad electoral. Hacen viviendas públicas para luego repartirlas castigando o premiando según afinidades políticas, además de poner multitud de trabas legales a la iniciativa privada, hasta el extremo de hacer casi desaparecer el sector de la construcción local. Consiguen muchos contratos de trabajo para jóvenes y mayores de 45 años para asegurarse el apoyo de estómagos agradecidos.

Crearon una oficina, llamada de Fomento Económico, donde piden ayudas y tramitan papeles a empresarios autónomos y pequeñas empresas locales, pero no hacen nada para evitar el cierre de las pequeñas industrias, tales como dos pastelerías familiares, una industria de fabricación de maquinaria agrícola, pequeños comercios, etcétera. Ni siquiera se preocupan de construir un polígono industrial imprescindible para atraer inversiones.

Todo esto, durante años, ha creado entre los vecinos una cultura social de agradecimiento, de sumisión, de dependencia, que está acabando con los valores que siempre defendimos: el trabajo, la justicia, los derechos humanos y la igualdad. Ahora, todo el que se arrima al poder no es por simpatía, sino para conseguir algún beneficio particular.

Este grupo de personas, generosamente pagadas, que tienen este poder han renunciado a las creencias y valores que justificaron nuestra militancia y sólo se mueven en la dirección en que sus actos les permiten perpetuarse en ese poder. Prefieren un pueblo sin trabajo, sin formación, sin valores y creencias, al que es mucho más fácil manejar que un pueblo lleno de personas con ideas propias y con iniciativa para decidir sobre la vida local y sobre el futuro.

Con la misma fuerza que defendemos el mantenimiento del subsidio agrario, debemos defender también la vida en nuestro pueblo.

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Para los que pensamos distinto y criticamos esta situación no hay sitio en El Coronil, reaccionan con agresividad, con la criminalización moral y el desprestigio. Pregonan que estamos en contra de la izquierda y del SOC. Tienen claro que no quieren perder esa situación de poder y privilegio personal.

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