Dos tontos muy tontos

Los treintañeros están en crisis. Al menos eso se desprende de dos películas que comparten ciudad (Barcelona) y personajes (urbanos infelices), pero que difieren en el tono (dramático hacia cómico) y, lamentablemente, en la calidad (una es buenísima y la otra, un horror): En la ciudad, de Cesc Gay, y ¡Excusas!, de Joel Joan.

Adaptación de una exitosa obra de teatro escrita por Jordi Sánchez y Joan, ¡Excusas! muestra la mentirosa vida de dos parejas de amigos (de boquilla), integradas por un chulo impertinente, una sumisa en la inopia, un débil onanista y una adúlter...

Los treintañeros están en crisis. Al menos eso se desprende de dos películas que comparten ciudad (Barcelona) y personajes (urbanos infelices), pero que difieren en el tono (dramático hacia cómico) y, lamentablemente, en la calidad (una es buenísima y la otra, un horror): En la ciudad, de Cesc Gay, y ¡Excusas!, de Joel Joan.

Adaptación de una exitosa obra de teatro escrita por Jordi Sánchez y Joan, ¡Excusas! muestra la mentirosa vida de dos parejas de amigos (de boquilla), integradas por un chulo impertinente, una sumisa en la inopia, un débil onanista y una adúltera cobarde. Los personajes masculinos (interpretados por Sánchez y Joan) son meros monigotes, máscaras de un único registro sin dobleces ni síntomas evolutivos; dos imbéciles redomados que comienzan y terminan la película igual, sin que se ofrezca una salida, una motivación o una reflexión acerca de su comportamiento. Además, la sutileza es abandonada (tanto en el texto como en la interpretación) en beneficio de la reiteración y del histrionismo, un método que puede servir para que los de la fila 25 del teatro vislumbren unas cuantas muecas, pero que resulta fatal con la cámara a medio metro.

¡Excusas! comparte con el americano Neil LaBute, sin duda uno de los referentes del teatro de Sánchez, algunas de sus señas de identidad en la caracterización inicial de sus individuos. De hecho, los dos protagonistas tienen un dibujo semejante al de otros dos necios, los de la magnífica En compañía de hombres (LaBute, 1997). Lo malo es que, al final de la película, se tiene las sensación de que sus personajes están más cerca de los de Fernando Esteso y Andrés Pajares en Los chulos (Mariano Ozores, 1981).