La ciencia, contada por sus protagonistas

Un ingeniero, dos físicos, un químico y un matemático, Premios Nacionales de Investigación 2003

Suele ser difícil resumir en una charla de unos minutos lo esencial del trabajo de uno mismo y más aún si se trata de investigación científica y tecnológica, una actividad que siempre apasiona a quien la protagoniza. Más difícil aún debe ser hacerlo cuando se ha recibido un galardón importante por ello. La semana pasada, los cinco investigadores distinguidos con los

Premios Nacionales 2003 charlaron sobre sus respectivos trabajos en un acto celebrado en la Residencia de Estudiantes (CSIC), en Madrid. Las cinco charlas, presentadas por el científico José Elguero Bertolini, transmitieron ...

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Suele ser difícil resumir en una charla de unos minutos lo esencial del trabajo de uno mismo y más aún si se trata de investigación científica y tecnológica, una actividad que siempre apasiona a quien la protagoniza. Más difícil aún debe ser hacerlo cuando se ha recibido un galardón importante por ello. La semana pasada, los cinco investigadores distinguidos con los

Premios Nacionales 2003 charlaron sobre sus respectivos trabajos en un acto celebrado en la Residencia de Estudiantes (CSIC), en Madrid. Las cinco charlas, presentadas por el científico José Elguero Bertolini, transmitieron una imagen realista de la ciencia y la tecnología avanzadas que se hacen día a día en España.

"El bienestar del país depende de la ciencia y de la tecnología", dijo Juan Luis Vázquez

Este año los premiados son Xavier Obradors, Manuel Rico, Juan Luis Vázquez, Joaquín Tintoré y Antonio Luque, que han recibido los galardones de física, química, matemáticas, recursos naturales y tecnología, respectivamente. Los Premios Nacionales de Investigación se conceden en diez modalidades, y tienen carácter bianual, de manera que cada año se dan cinco, cada uno premiado con 73.565 euros.

El ingeniero Antonio Luque abrió las presentaciones en la Residencia de Estudiantes con un resumen de su trabajo y fue contundente: "La tecnología fotovoltaica -y las células solares para hidrógeno- son capaces de cambiar el sistema energético mundial". Él ha dedicado su carrera a esta tecnología, no sólo ocupándose de la investigación, sino también de su desarrollo industrial.

"El recurso solar es enorme, pero disperso, por ello la energía fotovoltaica es cara, y para reducir los costes hay que aumentar la eficacia", dijo Luque, siempre atento a los factores económicos y productivos del sector energético. "Hacen falta nuevos conceptos para hacer las células solares". En ello está trabajando este experto, según explicó, con el diseño de una nueva estructura de células solares para aprovechar más fotones de luz, "se podría llegar a un 73% de eficiencia, en lugar del 40% máximo alcanzable con la tecnología actual". Luque, catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación (Madrid), ha recibido el Premio Juan de la Cierva de Transferencia de Tecnología.

Xavier Obradors, físico, del Instituto de Ciencias de Materiales (CSIC), en Barcelona, ha obtenido el galardón Blas Cabrera de Ciencias Físicas, de los Materiales y de la Tierra. En su presentación él retomó el discurso sobre energía que había abierto Luque, al hablar de su área de investigación en materiales superconductores, poniendo un ejemplo muy actual de sus aplicaciones: estos materiales "pueden aumentar la seguridad del suministro de energía, evitando esos apagones sufridos en los últimos tiempos".

"Me he dedicado a la investigación de óxidos de metales de transición, que han ofrecido a la sociedad muchas cosas nuevas en los últimos años", dijo y algunas, auguró, "van a cambiar la electrónica". Su campo específico de trabajo son los materiales que pierden la resistencia al paso de la corriente eléctrica a temperaturas consideradas altas (en comparación con los superconductores clásicos, que sólo manifiestan esta propiedad a temperaturas próximas al cero absoluto).

La superconductividad es un campo de gran relevancia que ha cosechado varios premios Nobel, incluido el de Física 2003, recordó Obradors. Repasó trabajos realizados con su equipo, entre ellos el desarrollo de técnicas químicas para hacer recubrimientos de superconductores en capas sobre cables y piezas, en busca de aplicaciones para dispositivos como transformadores, distribuidores o limitadores de corriente, así como nuevas líneas de conducción eléctrica.

Manuel Rico, profesor de investigación del Instituto de Química Física Rocasolano (CSIC), es un científico reconocido internacionalmente por sus contribuciones a la aplicación de la resonancia magnética nuclear (RMN), una técnica también de maxima actualidad (ha merecido el Nobel de Medicina 2003 por sus aplicaciones en medicina), que permite no sólo visualizar órganos internos del cuerpo por métodos no invasivos, sino determinar a nivel atómico la estructura de proteínas y otras biomoléculas en solución, aportando información decisiva para entender su actividad biológica.

"La RMN está en continua evolución y hemos tenido la oportunidad de ir fortaleciendo esta tecnología desarrollando nuevos métodos", dijo el galardonado. Rico, además, dio en su presentación algunas pinceladas clave sobre la ciencia en España, al contar cómo vivió en su carrera "la llegada de nuevos conceptos de química estructural procedentes, sobre todo, de EE UU y del Reino Unido", que él contribuyó a difundir a la vuelta de su estancia postdoctoral en el Imperial College de Londres. "Había muy buenos químicos en España, pero faltaba un toque de modernidad". Y añadió: "Siempre me ha preocupado que fuéramos un grupo de referencia. Hemos intentado estar en la frontera del conocimiento aunque los instrumentos que hemos tenido nunca han sido del nivel de los grandes grupos internacionales".

Rico, Premio Enrique Moles de Ciencia y Tecnología Químicas, destacó que está sin resolver el problema del "código de plegamiento de las proteínas, por el que podría deducirse la estructura tridimensional de una proteína a partir de su secuencia de aminoácidos". Su estrategia de fragmentar una proteína y estudiar la estructura y el comportamiento de los pequeños trozos como modelo de las primeras etapas del plegamiento "ha sido una de las contribuciones más interesantes de nuestro grupo", dijo.

Joaquín Tintoré, profesor de investigación en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (CSIC), se dedica a oceanografía física y ha recibido el Premio Alejandro Malaespina de Ciencias y Tecnologías de los Recursos Naturales. Él habló en la Residencia de Estudiantes de la complejidad de los océanos, "que no es una excusa del investigador sino una propiedad intrínseca". Se trata de estudiar desde turbulencias a escalas de espacio y tiempo muy pequeñas hasta fenómenos con escalas del orden de kilómetros y tiempos de decenios o incluso miles de años. "Son procesos no lineales", explicó.

Tintoré se refirió al cambio climático y al papel clave de los océanos. Él investiga los "meandros" que se forman en los "ríos de las corrientes marinas", los vórtices y remolinos que tienen unas características físicas determinadas. Todo esto, explicó, influye notablemente en los ecosistemas marinos.

"El bienestar de nuestro país depende de la ciencia y la tecnología", afirmó Juan Luis Vázquez, cuando le tocó su turno de comentar su trabajo. En su charla rápida, se remontó a los griegos clásicos, a Arquimedes "que fue capaz de ver la mecánica como una rama de la geometría" y a Aristarco de Samos, que midió el radio de la Tierra con un pequeño experimento. "El libro de la naturaleza está escrito clave matemática", recordó. "Los matemáticos somos gente rara que tenemos nuestro jardín secreto. No necesitamos el mundo real, pero, por otro lado, nos pagan para ser útiles a biólogos, ingenieros, físicos...", señaló Vázquez, profesor de investigación del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, CSIC), que ha recibido el Premio Julio Rey Pastor de Matemáticas y Tecnologías de la información y Comunicaciones.

Manuel Rico, Joaquín Tintoré, Xavier Obradors, Juan Luis Vázquez y Antonio Luque (de izquierda a derecha) flanquean a los Reyes en la entrega de los Premios Nacionales de Investigación 2003, celebrada en el Palacio Real de Madrid la semana pasada.EFE

Cinco figuras históricas

Cuatro científicos que vivieron a caballo de los siglos XIX y XX dan nombre a los Premios Nacionales de Investigación 2003: Blas Cabrera, Enrique Moles, Julio Rey Pastor y Juan de la Cierva. "Fue una generación perturbada por la Guerra Civil", señaló José Elguero Bertolni en la Residencia de Estudiantes. El quinto, Alejandro Malaspina, es anterior, "un héroe romántico", dijo. Cabrera (1878-1945), padre y abuelo de físicos, fue un gran físico experimental consagrado internacionalmente, con investigaciones descollantes sobre las propiedades magnéticas de la materia y un papel relevante en la creación de las instituciones científicas españolas de hace casi un siglo. Fue amigo de Einstein, a quien acompañó en su visita a Madrid en el año 1923.

A Moles (1883-1953), químico prestigioso y reconocido por sus investigaciones en física química, se le recuerda también por haber creado toda una escuela de científicos. En su obra destaca la metodología para la determinación de pesos atómicos.

También Rey Pastor (1888-1962) destacó tanto por su obra científica (con importantes trabajos en áreas de la geometría), como por haber creado escuela, tanto en España como en Argentina.

De la Cierva, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, es seguramente el español más conocido en la historia de la aeronáutica por su célebre autogiro.

Malaspina (1754-1810) nació y murió en Italia, pero dedicó su vocación de explorador al servicio de España. Dirigió la histórica expedición científica de 1789-1794 en el Pacífico.

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